
A partir de la tan comentada y cuestionada como también defendida Alianza por la Calidad de la Educación, se habló de someter a concurso las plazas que año con año otorgan tanto la Secretaría de Educación Pública (SEP) como los gobiernos estatales, lo que abrió múltiples espectativas entre los egresados de las instituciones formadoras de docentes y otras similares, ya que precisamente los mecanismos hasta hoy vigentes permitían la asignación de plazas a solicitantes que en muchas ocasiones no cuentan con el mínimo perfil para ello. Lo anterior no es nada nuevo, mucho sobre ello se ha dicho y escrito ya.
Al respecto, se tiene que reconocer el esfuerzo que en Veracruz se ha realizado por parte de las autoridades educativas que desde hace tres periodos escolares ya han sometido a consurso las plazas que se han otorgado a docentes, lo que habla bien de nuestra entidad en el conjunto de todas las del país.

Y afirmamos que desde una perspectiva se resuelve el problema de uno de los aspectos más cuestionados del sistema educativo nacional, más allá de la necesaria transparencia, porque no podemos dejar de reconocer que con el consurso convocado para el otorgamiento de plazas magisteriales la Alianza por la Calidad de la Educación cumple uno de esos puntos medulares, si bien, el concurso para obtener plazas de docente no resuelve por sí mismo el problema de la calidad de la educación y de la venta o herencia de plazas.
Pero desde otra perspectiva, no podemos ignorar las altísimas cifras de docentes (decenas de miles) que aspirando a una plaza no la lograrán, lo que los obligará a ocuparse en otros empleos o subempleos que nada tengan que ver con el magisterio, a aceptar trabajo en escuelas particulares que no se distinguen precisamente por sus buenos sueldos, a cubrir interinatos y deambular de plaza en plaza hasta volver a participar en un nuevo concurso en el siguiente periódo escolar, o bien migrar hacia Estados Unidos como tantos desempleados. Al respecto, se habla de que durante el próximo año lectivo se tendrán a dispocisión cerca de 25 mil plazas de jubilados y renuncias, pero ésto no soluciona el problema.

Este problema, que se puede analizar desde varias dimensiones, no es más que la manifestación de una deficiencia que arrastra de años atrás el sistema educativo nacional y que es el relativo a la regulación de la oferta y demanda de docentes de educación básica y media y que a la vez se vincula con otros, como son la planeación estratégica, de la atención a la demanda educativa y el consecuente número de docentes, la apertura de instituciones formadoras de docentes que no cubren todos los requisitos legales, etcétera. Un antecedente lejano de una solución fue el Plan Nacional para la Regulación de la Oferta y Demanda de la Educación Normal, cuando fungió como secretario de Educación Pública Jesús Reyes Heroles, y que en Veracruz tuvo repercusiones de gran provecho.
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