06 de Agosto de 2008.
Palabras del Sen. Dante Delgado R., Coordinador del Grupo
Parlamentario de Convergencia, durante la reunión de
Comisiones Unidas de Energía y Estudios Legislativos
Tema: Estructura económica, financiera y presupuestaria
de la industria petrolera. Piso 5, Torre Caballito.
Sr. Senador Francisco Labastida Ochoa
Presidente de la Comisión de Energía
Sr. Senador José Alejandro Zapata Perogordo
Presidente de la Comisión de Estudios Legislativos
Compañeras y compañeros legisladores:
Como quedó de manifiesto en nuestra reunión de Comisiones Unidas del día de ayer, la constante en la discusión sobre las iniciativas presentadas para reformar a Pemex es el binomio ingresos-egresos y su capacidad financiera para la inversión.
Las iniciativas que se discuten hasta ahora, abordan ambiguamente si Pemex cuenta con los suficientes recursos para mantener y expandir su operación y si tiene el flujo libre de ingresos que le permitirían, incluso, hasta crear nuevas filiales, que a todas luces implicarían una considerable magnitud de gastos adicionales, tal como lo asume la propuesta priista.
Las propuestas de reforma petrolera presentadas parten del falso supuesto de que la industria petrolera mexicana tiene problemas intrínsecos de carácter financiero. Al igual que otras grandes empresas petroleras del mundo, tanto estatales como privadas, Pemex materializa suficiente renta petrolera para estar en condiciones de financiar su propio crecimiento, reponer su consumo de reservas, mantener el nivel de su plataforma de producción y desarrollar y asimilar tecnología de vanguardia. [1]
No se trata de un problema financiero de Pemex, sino de las finanzas públicas de México, que debería encontrar su solución en una mayor eficacia hacendaria.
El reto real del organismo está en su necesidad de ser más eficiente, transparente y empresarial, y en la urgencia de replantear su relación con el gobierno, tanto en materia de regulación, como de manejo presupuestal. [2]
A pregunta expresa que le formulé durante la promoción de la iniciativa panista, la secretaria de Energía, doctora Georgina Kessel Martínez, afirmó sorprendentemente que “en la década de 1997 al 2007, Petróleos Mexicanos tuvo en promedio inversiones por un monto de alrededor de 110 mil millones de pesos” y que “para el año 2008… los montos de inversión... son el doble de lo que tuvo en promedio durante dicha década”.
Ante esta expectativa, la secretaria Kessel mencionó que los problemas de “Pemex no son sólo financieros…, necesitamos multiplicar su capacidad de ejecución y que pueda contar con la tecnología...”.[3]
A estas aseveraciones de la secretaria responsable de los asuntos energéticos, se suma la afirmación del director general de Pemex, doctor Jesús Reyes Heroles, cuando en el 24 Congreso Nacional de Ingeniería Civil indicó que la paraestatal tenía recursos económicos, pero no proyectos, ni capacidad para desarrollarlos.[4]
En el mar de contradicciones que enfrenta la iniciativa panista, un día antes, en el mismo Congreso de los ingenieros civiles, Calderón aseguró totalmente lo contrario al enfatizar que:
“(…) Necesitamos obviamente que haya mucho, mucho más inversión en Exploración, en Explotación y desarrollo de Pemex… “.[5]
Las aseveraciones aludidas y la tajante contradicción presidencial, cuestionan la seriedad y la esencia financiera de las iniciativas presentadas, que proponen la participación del capital privado en las principales actividades de la industria petrolera, ya sea de manera directa o indirecta.
En esencia, Pemex genera suficientes recursos, no sólo para el erario sino también para su potencial desarrollo. Como se enfatizó en el debate, “en el periodo 1995-2004, la carga fiscal acumulada de Pemex ascendió a 3.3 billones de pesos, cifra que representó el 57% del total de sus ventas brutas, nueve veces el valor de sus activos fijos, y cuatro veces el saldo de la deuda externa del país”. Además, “en el periodo 2000-2007… aportó casi el 40% de los recursos del gasto público federal”.[6]
En palabras de David Ibarra, “en los últimos 10 años (Pemex) transfirió el 8% del producto (interno bruto) anual, esto es casi el doble de la recaudación del impuesto sobre la renta de todas las empresas y de todas la personas”.[7]
De acuerdo con estos hechos incontrastables, abordar el tema de la estructura económica, financiera y presupuestaria de la industria petrolera lleva, necesariamente, a hablar del financiamiento del presupuesto público y de la situación financiera y contable de Pemex.
Pemex ha suplido las ineficiencias recaudatorias del gobierno federal, de lo cual se han beneficiado enormemente en los últimos años los grandes corporativos del país, agravados con la “Reforma al Régimen de Consolidación Fiscal” que a partir de 2001, esa “consolidación” se llevó al extremo del 100%.[8]
Este esquema ha provocado, como lo dijo el Auditor Superior de la Federación, que “entre 2000 y 2005, las devoluciones de impuestos ascendieran a 680 mil millones de pesos; que tan sólo en 2005 estas devoluciones fueran de 150 mil millones de pesos, el doble de lo registrado en el año 2000… devoluciones de impuestos (que) se encuentran altamente concentradas en el país, lo que contraviene el principio de equidad fiscal. En el año 2005, cincuenta grandes contribuyentes pagaron 74 pesos de ISR en promedio”.[9]
Visto en perspectiva, el problema recaudatorio del país se le ha endosado a Pemex, pero ello tiene que ver, en esencia, con las grandes debilidades e inequidades que acusa la recaudación tributaria del país.
Baste decir que del total de la recaudación del ISR, alrededor del 50% proviene de las retenciones por salarios, como si así fuera la distribución del ingreso entre el trabajo y el capital.[10]
En este contexto, “el sistema impositivo que se le ha aplicado a Pemex es confuso, complicado, poco transparente y ha empobrecido a la empresa mucho más allá de lo razonable.”[11] Para aliviar el esquema tributario al que se somete a Pemex, es necesario por lo tanto revisarlo, especialmente la Ley Federal de Derechos que se le aplica.
El exceso de transferencias de recursos de Pemex para cubrir las ineficiencias recaudatorias y el pobre desempeño secular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cuyo conservadurismo beneficia al gran capital, ha empobrecido contablemente a la empresa.
“En 1995, el patrimonio contable de Pemex ascendía a 83 mil millones de pesos, a precios de 1983, para casi desaparecer en 2006. En contraste su endeudamiento se dispara casi diez veces. La inversión propia programable, se ha reducido 80% entre 1982 y 2006. En contraste la inversión financiada por Pidiregas suma ya el 89% de su magra formación total de capital.[12]
A pesar de haber generado los mayores ingresos de su historia, Pemex ha declinado el monto de sus activos, ha invertido menos de manera directa y ha acrecentado su endeudamiento vía Pidiregas.
En la paradoja, nos encontramos frente a una empresa —la principal de México— rica pero empobrecida y endeudada.
A Pemex se le ha impuesto una astringencia financiera de grave impacto para las finanzas públicas del país. Para hacer esto se ha llegado a mentir sin límite alguno a la opinión pública, a la ciudadanía y a esta soberanía.
En alusión a ello —el financiamiento de Pemex vía Pidiregas—, la Auditoría Superior de la Federación es contundente:
“Las fuentes de fondeo son de Pemex y del Gobierno Federal, por lo que no se cumple el supuesto de que sean financiados por un tercero, por lo que en lo sucesivo Pemex debe revelar los pagos de estas obras como deuda en la Cuenta Pública y en sus estados financieros consolidados con sus organismos subsidiarios, preparados bajo los Principios Básicos de Contabilidad Gubernamental”.
En la utilización abusiva de los Pidiregas quedan al descubierto varios hechos. Se aducen dificultades para contratar empréstitos, pero no es así. Pemex persiste en una dinámica de endeudamiento encubierta y creciente, sin reportarla en sus estados financieros, al Congreso y a la opinión pública. Sí obtiene financiamientos: Se llaman Pidiregas.
Lo cierto es que la opacidad, falta de rendición de cuentas y la fiscalización fallida de Pemex hace que no haya control sobre cuánto, cómo y por quién es contratada la deuda de la paraestatal.
Al igual que otras consecuencias derivadas del descontrol y la fiscalización fallida de Pemex, es preocupante el hecho de que sus pasivos por Pidiregas, que tanto Pemex como la SHCP reportan del orden de los 600 mil millones de pesos, son de una magnitud cercana a un billón 700 mil millones.[13]
Más de un billón, un millón de millones, en exceso a lo oficialmente informado, alcanzando ya una cifra no muy lejana al monto total de la deuda neta del gobierno federal reportado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Esta abultada cifra tiene consecuencias inmediatas: los Pidiregas en 2008 impondrán pagos por el servicio de la deuda por 103 mil millones de pesos —cifra cercana a lo que se espera recaudar con el recientemente aprobado Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU)— y se duplicará en cuatro años, al tener que pagar en el 2012 la cantidad de 204 mil millones de pesos.
Para tener una referencia sobre la magnitud de las obligaciones de los Pidiregas y su impacto sobre las finanzas públicas, es necesario considerar que el pago de intereses de la deuda del FOBAPROA-IPAB, como consecuencia del rescate bancario, significó en 2007 un monto de alrededor de 55 mil millones de pesos, lo que representa el 50% de lo que se pagará por Pidiregas en 2008.
Esperamos no estar frente a otro Fobaproa, al menos en sus consecuencias financieras para el país.
Preocupa, además, que los pasivos de Pidiregas no se vean materializados en un perfil productivo y financiero distinto del que muestran todos los diagnósticos sobre la paraestatal.
De igual forma, preocupa que no se reflejen contablemente en los potenciales activos lo que tales inversiones deberían generar. Lo que indicaría que las inversiones de Pemex tienen rentabilidad negativa, pero que sí han beneficiado a las empresas privadas que supuestamente las han financiado y concretado.
¿O tal vez estamos frente a una “contabilidad creativa”, como la denominó el C. P. Francisco Rojas Gutiérrez, ex director general de Pemex? [14]
Por ello, y para edificar una nueva paraestatal, es indispensable que junto con la Reforma, se lleve a cabo una auditoría integral e independiente de Pemex, coordinada y supervisada por el Órgano Fiscalizador del Congreso de la Unión.
La salud de la Nación lo demanda y la estabilidad del país lo requiere.
Los datos financieros, contables y presupuestales documentados de Pemex no parecen ser motivo de preocupación e interés de las iniciativas en ciernes; al contrario, todo indica que se potencian y agudizan.
Palabras del Sen. Dante Delgado R., Coordinador del Grupo
Parlamentario de Convergencia, durante la reunión de
Comisiones Unidas de Energía y Estudios Legislativos
Tema: Estructura económica, financiera y presupuestaria
de la industria petrolera. Piso 5, Torre Caballito.
Sr. Senador Francisco Labastida Ochoa
Presidente de la Comisión de Energía
Sr. Senador José Alejandro Zapata Perogordo
Presidente de la Comisión de Estudios Legislativos
Compañeras y compañeros legisladores:
Como quedó de manifiesto en nuestra reunión de Comisiones Unidas del día de ayer, la constante en la discusión sobre las iniciativas presentadas para reformar a Pemex es el binomio ingresos-egresos y su capacidad financiera para la inversión.
Las iniciativas que se discuten hasta ahora, abordan ambiguamente si Pemex cuenta con los suficientes recursos para mantener y expandir su operación y si tiene el flujo libre de ingresos que le permitirían, incluso, hasta crear nuevas filiales, que a todas luces implicarían una considerable magnitud de gastos adicionales, tal como lo asume la propuesta priista.
Las propuestas de reforma petrolera presentadas parten del falso supuesto de que la industria petrolera mexicana tiene problemas intrínsecos de carácter financiero. Al igual que otras grandes empresas petroleras del mundo, tanto estatales como privadas, Pemex materializa suficiente renta petrolera para estar en condiciones de financiar su propio crecimiento, reponer su consumo de reservas, mantener el nivel de su plataforma de producción y desarrollar y asimilar tecnología de vanguardia. [1]
No se trata de un problema financiero de Pemex, sino de las finanzas públicas de México, que debería encontrar su solución en una mayor eficacia hacendaria.
El reto real del organismo está en su necesidad de ser más eficiente, transparente y empresarial, y en la urgencia de replantear su relación con el gobierno, tanto en materia de regulación, como de manejo presupuestal. [2]
A pregunta expresa que le formulé durante la promoción de la iniciativa panista, la secretaria de Energía, doctora Georgina Kessel Martínez, afirmó sorprendentemente que “en la década de 1997 al 2007, Petróleos Mexicanos tuvo en promedio inversiones por un monto de alrededor de 110 mil millones de pesos” y que “para el año 2008… los montos de inversión... son el doble de lo que tuvo en promedio durante dicha década”.
Ante esta expectativa, la secretaria Kessel mencionó que los problemas de “Pemex no son sólo financieros…, necesitamos multiplicar su capacidad de ejecución y que pueda contar con la tecnología...”.[3]
A estas aseveraciones de la secretaria responsable de los asuntos energéticos, se suma la afirmación del director general de Pemex, doctor Jesús Reyes Heroles, cuando en el 24 Congreso Nacional de Ingeniería Civil indicó que la paraestatal tenía recursos económicos, pero no proyectos, ni capacidad para desarrollarlos.[4]
En el mar de contradicciones que enfrenta la iniciativa panista, un día antes, en el mismo Congreso de los ingenieros civiles, Calderón aseguró totalmente lo contrario al enfatizar que:
“(…) Necesitamos obviamente que haya mucho, mucho más inversión en Exploración, en Explotación y desarrollo de Pemex… “.[5]
Las aseveraciones aludidas y la tajante contradicción presidencial, cuestionan la seriedad y la esencia financiera de las iniciativas presentadas, que proponen la participación del capital privado en las principales actividades de la industria petrolera, ya sea de manera directa o indirecta.
En esencia, Pemex genera suficientes recursos, no sólo para el erario sino también para su potencial desarrollo. Como se enfatizó en el debate, “en el periodo 1995-2004, la carga fiscal acumulada de Pemex ascendió a 3.3 billones de pesos, cifra que representó el 57% del total de sus ventas brutas, nueve veces el valor de sus activos fijos, y cuatro veces el saldo de la deuda externa del país”. Además, “en el periodo 2000-2007… aportó casi el 40% de los recursos del gasto público federal”.[6]
En palabras de David Ibarra, “en los últimos 10 años (Pemex) transfirió el 8% del producto (interno bruto) anual, esto es casi el doble de la recaudación del impuesto sobre la renta de todas las empresas y de todas la personas”.[7]
De acuerdo con estos hechos incontrastables, abordar el tema de la estructura económica, financiera y presupuestaria de la industria petrolera lleva, necesariamente, a hablar del financiamiento del presupuesto público y de la situación financiera y contable de Pemex.
Pemex ha suplido las ineficiencias recaudatorias del gobierno federal, de lo cual se han beneficiado enormemente en los últimos años los grandes corporativos del país, agravados con la “Reforma al Régimen de Consolidación Fiscal” que a partir de 2001, esa “consolidación” se llevó al extremo del 100%.[8]
Este esquema ha provocado, como lo dijo el Auditor Superior de la Federación, que “entre 2000 y 2005, las devoluciones de impuestos ascendieran a 680 mil millones de pesos; que tan sólo en 2005 estas devoluciones fueran de 150 mil millones de pesos, el doble de lo registrado en el año 2000… devoluciones de impuestos (que) se encuentran altamente concentradas en el país, lo que contraviene el principio de equidad fiscal. En el año 2005, cincuenta grandes contribuyentes pagaron 74 pesos de ISR en promedio”.[9]
Visto en perspectiva, el problema recaudatorio del país se le ha endosado a Pemex, pero ello tiene que ver, en esencia, con las grandes debilidades e inequidades que acusa la recaudación tributaria del país.
Baste decir que del total de la recaudación del ISR, alrededor del 50% proviene de las retenciones por salarios, como si así fuera la distribución del ingreso entre el trabajo y el capital.[10]
En este contexto, “el sistema impositivo que se le ha aplicado a Pemex es confuso, complicado, poco transparente y ha empobrecido a la empresa mucho más allá de lo razonable.”[11] Para aliviar el esquema tributario al que se somete a Pemex, es necesario por lo tanto revisarlo, especialmente la Ley Federal de Derechos que se le aplica.
El exceso de transferencias de recursos de Pemex para cubrir las ineficiencias recaudatorias y el pobre desempeño secular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, cuyo conservadurismo beneficia al gran capital, ha empobrecido contablemente a la empresa.
“En 1995, el patrimonio contable de Pemex ascendía a 83 mil millones de pesos, a precios de 1983, para casi desaparecer en 2006. En contraste su endeudamiento se dispara casi diez veces. La inversión propia programable, se ha reducido 80% entre 1982 y 2006. En contraste la inversión financiada por Pidiregas suma ya el 89% de su magra formación total de capital.[12]
A pesar de haber generado los mayores ingresos de su historia, Pemex ha declinado el monto de sus activos, ha invertido menos de manera directa y ha acrecentado su endeudamiento vía Pidiregas.
En la paradoja, nos encontramos frente a una empresa —la principal de México— rica pero empobrecida y endeudada.
A Pemex se le ha impuesto una astringencia financiera de grave impacto para las finanzas públicas del país. Para hacer esto se ha llegado a mentir sin límite alguno a la opinión pública, a la ciudadanía y a esta soberanía.
En alusión a ello —el financiamiento de Pemex vía Pidiregas—, la Auditoría Superior de la Federación es contundente:
“Las fuentes de fondeo son de Pemex y del Gobierno Federal, por lo que no se cumple el supuesto de que sean financiados por un tercero, por lo que en lo sucesivo Pemex debe revelar los pagos de estas obras como deuda en la Cuenta Pública y en sus estados financieros consolidados con sus organismos subsidiarios, preparados bajo los Principios Básicos de Contabilidad Gubernamental”.
En la utilización abusiva de los Pidiregas quedan al descubierto varios hechos. Se aducen dificultades para contratar empréstitos, pero no es así. Pemex persiste en una dinámica de endeudamiento encubierta y creciente, sin reportarla en sus estados financieros, al Congreso y a la opinión pública. Sí obtiene financiamientos: Se llaman Pidiregas.
Lo cierto es que la opacidad, falta de rendición de cuentas y la fiscalización fallida de Pemex hace que no haya control sobre cuánto, cómo y por quién es contratada la deuda de la paraestatal.
Al igual que otras consecuencias derivadas del descontrol y la fiscalización fallida de Pemex, es preocupante el hecho de que sus pasivos por Pidiregas, que tanto Pemex como la SHCP reportan del orden de los 600 mil millones de pesos, son de una magnitud cercana a un billón 700 mil millones.[13]
Más de un billón, un millón de millones, en exceso a lo oficialmente informado, alcanzando ya una cifra no muy lejana al monto total de la deuda neta del gobierno federal reportado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Esta abultada cifra tiene consecuencias inmediatas: los Pidiregas en 2008 impondrán pagos por el servicio de la deuda por 103 mil millones de pesos —cifra cercana a lo que se espera recaudar con el recientemente aprobado Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU)— y se duplicará en cuatro años, al tener que pagar en el 2012 la cantidad de 204 mil millones de pesos.
Para tener una referencia sobre la magnitud de las obligaciones de los Pidiregas y su impacto sobre las finanzas públicas, es necesario considerar que el pago de intereses de la deuda del FOBAPROA-IPAB, como consecuencia del rescate bancario, significó en 2007 un monto de alrededor de 55 mil millones de pesos, lo que representa el 50% de lo que se pagará por Pidiregas en 2008.
Esperamos no estar frente a otro Fobaproa, al menos en sus consecuencias financieras para el país.
Preocupa, además, que los pasivos de Pidiregas no se vean materializados en un perfil productivo y financiero distinto del que muestran todos los diagnósticos sobre la paraestatal.
De igual forma, preocupa que no se reflejen contablemente en los potenciales activos lo que tales inversiones deberían generar. Lo que indicaría que las inversiones de Pemex tienen rentabilidad negativa, pero que sí han beneficiado a las empresas privadas que supuestamente las han financiado y concretado.
¿O tal vez estamos frente a una “contabilidad creativa”, como la denominó el C. P. Francisco Rojas Gutiérrez, ex director general de Pemex? [14]
Por ello, y para edificar una nueva paraestatal, es indispensable que junto con la Reforma, se lleve a cabo una auditoría integral e independiente de Pemex, coordinada y supervisada por el Órgano Fiscalizador del Congreso de la Unión.
La salud de la Nación lo demanda y la estabilidad del país lo requiere.
Los datos financieros, contables y presupuestales documentados de Pemex no parecen ser motivo de preocupación e interés de las iniciativas en ciernes; al contrario, todo indica que se potencian y agudizan.
Con la propuesta de la participación privada en la renta petrolera, tal y como lo permitirían los llamados contratos incentivados de obras o servicios de la propuesta calderonista, o bien los contratos que se generarían a partir de las nuevas filiales que se contemplan en la propuesta priista, terminarían por acentuar las flaquezas financieras y presupuestales de la paraestatal.
Tal es la preocupación de un grupo de legisladores priistas, según la prensa nacional, que demandan revisar al menos una veintena de artículos de la iniciativa presentada por su propio partido, y para “que jurídicamente se le cierren todas las posibilidades a los contratos de riesgo… o cualquier otro tipo de contratos que violen la ley reglamentaria.”[15]
Tal es la preocupación de un grupo de legisladores priistas, según la prensa nacional, que demandan revisar al menos una veintena de artículos de la iniciativa presentada por su propio partido, y para “que jurídicamente se le cierren todas las posibilidades a los contratos de riesgo… o cualquier otro tipo de contratos que violen la ley reglamentaria.”[15]
La reforma de Pemex debe transitar con una reforma fiscal eficiente y equitativa, que restituya sus capacidades inversoras directas que asignen recursos suficientes a la ciencia y tecnología aplicables a los desafíos de esta compleja industria, así como la formación de recursos humanos que apuntalen su desarrollo, destinándoles, al menos, el 1% del PIB. Con ello casi se triplicarían los recursos de que actualmente disponen.
El imperativo es fortalecer efectiva y eficazmente la estructura económica, financiera y presupuestal de Petróleos Mexicanos, al tiempo que se fortalezcan las finanzas públicas de la nación.
Bien se ha dicho, y con sobrada razón, que las iniciativas bajo análisis establecen garantías para los contratistas y modifican sustancialmente la legislación petrolera esencial para abrir espacios a las inversiones de firmas petroleras trasnacionales. En otras palabras: proponen desmantelar los fundamentos institucionales de una industria nacional para imponer otros, adecuados a una industria privatizada, sin consideración alguna por el desarrollo y el futuro del país.
Nuestra propuesta enmendará tales despropósitos.
Muchas gracias.
El imperativo es fortalecer efectiva y eficazmente la estructura económica, financiera y presupuestal de Petróleos Mexicanos, al tiempo que se fortalezcan las finanzas públicas de la nación.
Bien se ha dicho, y con sobrada razón, que las iniciativas bajo análisis establecen garantías para los contratistas y modifican sustancialmente la legislación petrolera esencial para abrir espacios a las inversiones de firmas petroleras trasnacionales. En otras palabras: proponen desmantelar los fundamentos institucionales de una industria nacional para imponer otros, adecuados a una industria privatizada, sin consideración alguna por el desarrollo y el futuro del país.
Nuestra propuesta enmendará tales despropósitos.
Muchas gracias.
[1] Cuauhtémoc Sánchez Osio, “Estructura económica, financiera y presupuestaria de la industria petrolera”, Inédito, Agosto de 2008.
[2] Ibíd.
[3] Instalación de los “Foros de Debates sobre la Reforma Energética”, Senado de la República, México, 8 de mayo de 2008. (Versión estenográfica).
[4] energia@fte-energia.org Disponible también en: www.fte-energia.org
[5] www.presidencia.gob.mx/prensa/?contenido=33499#b1
[6] C. P. C. Arturo González de Aragón, “Transparencia, Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción en Petróleos Mexicanos. Vigésimo Foro de la Reforma Energética, México, 17 de julio de 2008.
[7] David Ibarra, “Pemex en la Reforma Energética”, participación en el Foro de Debates de la Reforma Energética, Senado de la República, México, 13 de mayo de 2008.
[8] Paullada, Juan José. Incrementar la recaudación en 8 puntos del PIB. “Reforma a la Hacienda Pública” Seminario HUATUSCO IV: Con información del Semanario Económico, abril 2005
[9] C. P. C. Arturo González de Aragón, Ibíd.
[10] Paullada, Juan José, Op. Cit. A partir del informe enero septiembre de 2005 se agrupan en el rubro de Otros la Retención de personas Físicas y Morales distintas a retenciones en el extranjero y salarios, ya que el informe es proporcionado por el retenedor y no por el obligado al pago. Elaborado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas con base en los Informes Sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública, S.H.C.P.
[11] Carlos Tello Macías, “Situación financiera y presupuestal de Petróleos Mexicanos: vías para mejorarla”, participación en el décimo cuarto foro de Reforma Energética, Senado de la República, México, 1 de julio de 2008.
[12] David Ibarra, Ibíd.
[13] C. P. C. Arturo González de Aragón, Ibíd.
[14] Forma, Órgano de Divulgación de la Fundación Colosio, A. C., Edición II, Enero-Febrero de 2008. Disponible también en: http://www.fundacioncolosio.org/images/stories/forma080215.pdf
[15] Notilegis, Boletín de Prensa de la H. Cámara de Diputados, Palacio Legislativo de San Lázaro, México, 5 de agosto de 2008.
[2] Ibíd.
[3] Instalación de los “Foros de Debates sobre la Reforma Energética”, Senado de la República, México, 8 de mayo de 2008. (Versión estenográfica).
[4] energia@fte-energia.org Disponible también en: www.fte-energia.org
[5] www.presidencia.gob.mx/prensa/?contenido=33499#b1
[6] C. P. C. Arturo González de Aragón, “Transparencia, Rendición de Cuentas y Combate a la Corrupción en Petróleos Mexicanos. Vigésimo Foro de la Reforma Energética, México, 17 de julio de 2008.
[7] David Ibarra, “Pemex en la Reforma Energética”, participación en el Foro de Debates de la Reforma Energética, Senado de la República, México, 13 de mayo de 2008.
[8] Paullada, Juan José. Incrementar la recaudación en 8 puntos del PIB. “Reforma a la Hacienda Pública” Seminario HUATUSCO IV: Con información del Semanario Económico, abril 2005
[9] C. P. C. Arturo González de Aragón, Ibíd.
[10] Paullada, Juan José, Op. Cit. A partir del informe enero septiembre de 2005 se agrupan en el rubro de Otros la Retención de personas Físicas y Morales distintas a retenciones en el extranjero y salarios, ya que el informe es proporcionado por el retenedor y no por el obligado al pago. Elaborado por el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas con base en los Informes Sobre la Situación Económica, las Finanzas Públicas y la Deuda Pública, S.H.C.P.
[11] Carlos Tello Macías, “Situación financiera y presupuestal de Petróleos Mexicanos: vías para mejorarla”, participación en el décimo cuarto foro de Reforma Energética, Senado de la República, México, 1 de julio de 2008.
[12] David Ibarra, Ibíd.
[13] C. P. C. Arturo González de Aragón, Ibíd.
[14] Forma, Órgano de Divulgación de la Fundación Colosio, A. C., Edición II, Enero-Febrero de 2008. Disponible también en: http://www.fundacioncolosio.org/images/stories/forma080215.pdf
[15] Notilegis, Boletín de Prensa de la H. Cámara de Diputados, Palacio Legislativo de San Lázaro, México, 5 de agosto de 2008.
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