La anterior definición nos hace remitirnos a dos conceptos no siempre compatibles, como lo son el de la ciudad productiva y el mismo de la ciudad inclusiva y a un tercero que es el de la exclusión, ya que esta última se tiene que determinar en sus referentes relativos a los beneficios e intereses en que va a impactar. Otros conceptos que se vinculan directamente a los anteriores son los de pobreza y desigualdad.
En este caso, la inclusión no puede ni se debe reducir a la integración de asentamientos humanos irregulares y actividades informales del mercado, de la casa, de los suelos y del trabajo. Resulta necesario, entonces, que en las políticas públicas de los gobiernos locales, que son los más cercanos a la exclusión, las tomas de decisiones sean inclusivas, es decir, que consideren la gobernabilidad y la planificación estratégica.
Debemos recordar que la exclusión como fenómeno social, junto con la fragmentación de la sociedad y del espacio urbano, son las respuestas de sectores de la población ante la incapacidad o la imposibilidad de los gobiernos de saber administrar adecuadamente tanto el crecimiento de la ciudad como su misma evolución o transformación. Ejemplo de lo anterior son los asentamientos irregulares, así como el servicio privado del acopio de la basura.
Elementos importantes que dificultan la inclusividad son la carencia de un sentido de pertenencia a la ciudad, pues se carece del conocimiento de su historia, de su evolución, de la demanda y oferta cultural, entre otros aspectos, pero también la falta de cohesión social y un déficit de ciudadanía.
En cuanto al aspecto económico no se trata únicamente de establecer condiciones favorables para la productividad, sino que se deben recomponer los intereses de individuos y grupos hacia una nueva identidad urbana colectiva, a un nuevo sentido de pertenencia y a un nuevo concepto del territorio que se gobierna.
En suma, “si es verdad que quién vive en los barrios irregulares o trabaja en el sector informal contribuye en medida sustancial a hacer funcionar la ciudad, es tiempo de que la ciudad contribuya también sustancialmente a mejorar las condiciones de esta población, reconociendo su derecho a la ciudad y a la ciudadanía:”
¿Xalapa cuenta con un proyecto de ciudad inclusiva? La respuesta no está en el aire (como dijera Bob Dylan) está en el Plan Municipal de Desarrollo.
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