domingo, 12 de noviembre de 2006

Cultura escrita y Encuesta Nacional de Lectura

Preocupación constante de la sociedad ha sido de manera permanente la lectura y la escritura. Debemos recordar el hito histórico que constituye la invención de la escritura y por consecuencia, la lectura del código correspondiente. Al paso del tiempo se tuvo que hablar de la escritura como un instrumento nodal de la civilización y de toda cultura. A lo anterior hay que agregar la invención de la imprenta.

De manera directa o indirecta la lectura y la escritura fueron y son preocupación de todo pedagogo. Pero este binomio como objeto de estudio fue separado en el siglo pasado, de tal manera que por un lado se realizaron estudios de la escritura y por otro de la lectura, principalmente en lo que se refiere a su enseñanza-aprendizaje y las metodologías correspondientes. De ello se ocupó ampliamente la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Cultura y la Ciencia (Unesco). Un ejemplo de lo anterior es la obra “La enseñanza de la lectura y de la escritura” de William S. Gray.
Más tarde, también en el siglo pasado, el estudio de la lecto-escritura rebasó el campo de la pedagogía y fue abordado por la sicología, sociología, antropología y un conjunto de nuevas disciplinas. Esto se manifiesta cuando podemos analizar las incipientes encuestas sobre la ortografía por un lado y sobre la lectura por otro, por ejemplo.
Pero ya analizados como objeto de estudio “independientes”, la lectura pasa a ser más importante y se conceptualiza como una expresión, prueba o indicador cultural de una persona, comunidad o país. Y en este marco adquiere preeminencia la lectura recreativa, más que la informativa o la relacionada con el trabajo, lo que motiva que no únicamente sea del interés de las autoridades educativas, sino de otras como las culturales y que se establezcan programas para su promoción, así como leyes e instituciones, siempre vinculadas también al libro. De esta manera la lectura, su promoción, el libro y la cultura escrita entran y siempre están en el debate cultural.
Todo lo comentado anteriormente viene a colación por la Encuesta Nacional de Lectura (ENL) que presentó el pasado día 27 de octubre el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y que contiene un marco conceptual actualizado de la lectura como objeto cultural, aunque poco se refiere a la calidad de la misma, presentando resultados altamente interesantes para autoridades, docentes, investigadores, padres de familia, etc. Desde luego, inmediatamente fue cuestionada en cuanto a ciertos aspectos, lo cual no le resta importancia e impacto.La ENL fue aplicada del 1º de noviembre al 7 de diciembre de 2005 a 4057 personas de 12 años y más, en 136 municipios de 29 estados. Comprende una representatividad de tres zonas metropolitanas (Ciudad de México, Guadalajara Y Monterrey), seis estratos de población y se aplicó dividiendo al país en seis regiones.
Este documento se integra por dos cuestionarios: un cuestionario de hogar y un cuestionario de opinión. En el primer caso, comprendió 33 preguntas que indagaron las condiciones de vida de los hogares, materiales y equipamientos de la vivienda, disponibilidad de servicios, número de residentes, gasto común, habla de lengua indígena y características sociodemográficas de los residentes.
El cuestionario de opinión tuvo como objeto recoger información acerca de las prácticas de lectura y las opiniones, actividades y roles de los entrevistados. Se integra de 107 preguntas:80 cerradas dirigidas a las características de las prácticas lectoras y 25 abiertas para abordar las representaciones sociales y valoraciones de la lectura y modalidades de consumo; y , dos de léxico, abiertas para registrar las asociaciones con las palabras “lectura” y “lector”.
Un aspecto actualizado, adecuadamente si se consideran documentos similares de la última década del siglo pasado y si bien ya ha sido ponderado en tiempos recientes, es el “concepto amplio de la cultura escrita”, que comprende la diversidad de materiales y la diversidad de uso. Los materiales impresos se refieren a los libros, periódicos, revistas e historietas pero se agrega, acertadamente, la computadora y la Internet. En cuanto a la diversidad de uso se habla de la lectura utilitaria (para el trabajo o la escuela) y la lectura recreativa.
Otros aspectos de la ENL son los antecedentes lectores, la asequibilidad de materiales, la valoración de la lectura y su ubicación en el uso del tiempo libre.
De los resultados interesantes, desde cualquier perspectiva, que produjo la ENL, nos referimos someramente a tres, que llaman a la reflexión y a replantear creencias y verdades a medias que se sostienen sin fundamento.
Según la ENL, el promedio anual de libros leídos al año es de 2.9 lo que rebasa el anterior promedio de 0.5 libros, y que no constituye ningún avance significativo. Conviene recordar, por citar un ejemplo, que de acuerdo a la encuesta “Leer y Comprar Libros por Placer” realizada en Canadá en 2005 “el nuevo promedio de libros leídos por placer anualmente es de cerca de 17”.
Respecto al nuevo promedio de libros leídos en México, Sari Bermúdez presidenta del Conaculta manifestó que “la discusión pública sobre la lectura, tanto en México como en muchos otros países se ha concentrado en el número promedio de libros leídos por año, por lo que la Encuesta Nacional de Lectura responde a esa pregunta y a la vez contempla que al constituirse el libro en sólo uno de los materiales mediante los cuales circula la palabra escrita, es necesario incluir los comportamientos de lectores diversos para conocer con mayor equidad las posibilidades de acceso a la cultura escrita”.
A lo anterior, la funcionaria agregó que “situar a la lectura como uno de los ejes para la formación integral de los mexicanos, ha sido uno de los objetivos centrales de la política cultural de esta administración. Como pare de este esfuerzo se ha buscado contar con instrumentos para conocer la cultura de la lectura en México, que permitan formular y evaluar políticas y programas, y orientar la toma de desiciones”.
En cuanto al promedio nacional de libros leídos debemos señalar que Veracruz, incluido en la región sur de la ENL, se encuentra debajo de la media nacional, ya que en nuestra entidad únicamente se leen 2.6 libros anualmente.
Otro resultado digno de mencionarse, entre tantos, es el que se refiere al uso de la computadora y la Internet. La ENL nos indica que el 68.4% de la población no usa computadora y del 31.6% que si lo hace 76.5% utiliza Internet y el 23.5% únicamente usa la computadora. Lo anterior es motivo para un estudio amplio que rebasa la dimensión de este artículo.
La Encuesta abordó cuatro factores que tienen un gran peso en la lectura como son la familia, escolaridad, nivel socioeconómico y región y tamaño de la localidad. Del primer aspecto aplicó cinco preguntas sumamente interesantes para los padres de familia: Cuando usted era niño, sus padres lo llevaban a visitar museos o sitios de cultura, lo llevaban a algún evento de tipo cultural, lo estimulaban a leer libros que no fueran de la escuela; cuando usted era niño, ¿le leía su padre?; cuando usted era niño, ¿le leía su madre?; ¿sus padres o familiares acostumbraban regalarle libros?; y cuándo era niño , ¿cuántos libros había en su casa?.
Entre las descalificaciones inmediatas a la ENL, surgió la de Néstor García Canclini, quien se refirió a la visión rebasada del antagonismo entre la lectura y el ámbito del entretenimiento y la información audiovisual. Señaló que desde hace años se ha replanteado esa visión antagónica y que también “comienza a cambiar la concepción de la escuela y la interacción de la lectura con la visualidad, el punto de partida es averiguar cómo conviven ahora la cultura letrada, la cultura oral y la audiovisual”
En este marco, es reconfortante que el pasado día 27 de octubre en el Congreso Local se dio entrada a una Iniciativa de Ley para el Fomento de le Lectura y el Libro presentada por la diputada Cinthya Lobato Calderón. Resalta de esta Iniciativa de Ley la propuesta para la elaboración del Plan Estatal de Fomento del Libro y la Lectura y la creación del Consejo Estatal del Fomento para el Libro y la Lectura como órgano consultivo de la secretaría de Educación de Veracruz. Así mismo “Crear el programa denominado Paquete Veracruz, integrado por 10 libros: cuatro informativos, cuatro literarios, uno en lengua indígena y uno bilingüe inglés-español de autores veracruzanos, destinados a las Bibliotecas Escolares de las escuelas de educación inicial, preescolar, especial, primaria, indígena, secundaria, bachillerato y normal”.
Si bien, la ENL tiene algunos aspectos cuestionables, se debe admitir que constituye un documento a consultar obligadamente y que debe ser motivo de análisis en las instituciones educativas de todo nivel y por las autoridades culturales, en grupos de estudio, seminarios, etc., pues servirá para reorientar programas y políticas públicas. Valdría la pena también agregar en ese análisis la Encuesta Nacional de Prácticas y Consumo Culturales que Conaculta presentó en 2005, ya que los resultados de ambas se vinculan. De esta última algunas autoridades educativas poco conocen, lo que resulta lamentable. Además, analizar y opinar sobre la Iniciativa de Ley para el Fomento de la Lectura y el Libro presentada recientemente en el Congreso Local, que a todos nos compete.
Conviene recordar que de acuerdo a Eliana Tunes “Leer no es responder a cuestionarios sobre el autor o el estilo de época o de figuras de lenguaje, leer es comprender y dar sentido a nuestra propia historia y vida. La práctica de la lectura debe ser liberadora y no aumentar el fardo de nuestras limitaciones. La lectura, desde la receta de la torta de la abuela al impreso de un medicamento, de la publicidad al cuento, la novela y la poesía debe ser una celebración de nuestra participación en el discurso, en el lenguaje vivo que da sentido a nuestra vida, al mundo”.

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