En nuestra entrega anterior comentamos el Informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos Panorama de la Educación 2007 e invitábamos a nuestros lectores a debatir los datos que en el documento mencionado aparecen, así como las propuestas que el organismo internacional planteo al Presidente Calderón acerca de la privatización de la educación media y superior.
El informe referido fue presentado el día 17 del mes pasado y a escasos catorce días (1° de octubre) la secretaria de Educación Pública presentó otro documento interesante: Grado de satisfacción (evaluación) de las escuelas, los maestros (as) y otros aspectos educativos por parte de los padres/madres. Y decimos que resulta interesante porque nadie puede negar la importancia que reviste no tan solo para el sistema educativo nacional sino para toda la sociedad la percepción que los padres de familia tengan de las escuelas adonde acuden sus hijos, que se deriva a la vez de la vinculación que mantienen con el plantel que han seleccionado para que reciban la formación que desean.
Lo anterior nos trae a la memoria la imagen que como padres de familia guardamos de las escuelas de nivel básico a las que acudimos y de las que hoy reciben a nuestros hijos.
En cuanto a la visión material, varía de acuerdo a la escuela donde cursamos nuestra educación básica: el jardín de niños y la escuela primaria con su patio rústico, el riel, la campana, la chicharra y la barda o cerca en no muy buenas condiciones. También la escuela citadina que contaba con buenos mesabancos, patios en buenas condiciones, ventanales con todos sus cristales y condiciones aceptables.
Hoy, el aspecto material de los planteles ha cambiado en algunos casos. Cuentan con televisión, sanitarios adecuados, canchas deportivas y lo que para algunos es lo más importante: equipos de computación.
A la visión anterior siempre aparece vinculada la imagen de los maestros. El que nos enseñó a leer, el de 6° grado, el director o directora con muchos años de servicio y que imponía un ambiente de disciplina y orden.
Parte de la imagen que guardamos de nuestro jardín de niños y primaria o cualquier institución educativa de otro nivel, junto a maestros y directivos, es el de los compañeros de estudios que a veces lo son desde el nivel preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, ámbitos donde surgen amistades de toda la vida. De ellos recordamos al más aplicado, el que menos cumplía con las tareas, el aguerrido que ante cualquier situación agredía, el estudioso, el más deportista, etc.
Además de la visión material y humana como ya lo dijimos, está el concepto que el padre de familia ha tenido a través del tiempo de la escuela y que en mucho depende de su acercamiento a la misma, es decir, de su amistad con los docentes, de su relación con los directores, de su integración a la sociedad de padres de familia y de las reflexiones que con su pareja realicen al momento de la inscripción de su niña o niño en el jardín o escuela primaria, según el caso y la oportunidad que tengan de seleccionar la que les parezca mejor: ¿pública o privada? ¿Cercana o lejana porque es mejor? ¿Con maestros conocidos o no? ¿Con instalaciones adecuadas o carente de lo necesario?.
Pero también el concepto teórico de la institución “escuela” ha evolucionado y hoy se pueden encontrar diversas visiones de lo que es y debe ser el recinto escolar. Desde luego, el concepto tradicional de la escuela como institución encargada de transmitir únicamente conocimientos ha quedado rebasado, para darle paso a otra concepción de lo que debe ser, ya que en esta época ha visto disminuida su influencia en la formación de los alumnos ante la aparición avasalladora de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. De igual manera, el rol político y social de los docentes ha cambiado. El docente de hoy no puede ser el mismo del siglo pasado.
Para Henry A. Giroux “es preciso que los educadores definan las escuelas como esferas públicas en las que la dinámica del enfrentamiento popular y de la política democrática se pueda cultivar como parte de la pugna en pos de una sociedad democrática radical. Es decir, los educadores necesitan legitimar a las escuelas como esferas públicas democráticas, como lugares que proporcionan un servicio público esencial para la formación de ciudadanos activos, con objeto de defender a éstos del hecho de que desempeñen un papel central en el mantenimiento de una sociedad democrática y de una ciudadanía crítica.”
Hoy, la escuela tiene que superar en la práctica lo que fue señalado hace ya cuatro décadas, cuando se le llegó a considerar como uno de los pilares para la reproducción del sistema político y social. A lo que agregamos que en muchas partes la escuela aún sigue siendo, paradójicamente, un espacio en donde se presentan prácticas permanentes de discriminación, exclusión y trasgresión de los derechos humanos de los niños y las niñas. Afortunadamente, son la excepción.
Dentro de este marco conviene recordar lo que afirma R.W. Connell: “La escuela genera prácticas por las que la clase es renovada, integrada y reconstituida frente a cambios en su propia composición y en las circunstancias sociales en general en las que trata de sobrevivir y prosperar. (Ésta es una práctica inclusiva que va desde la fiesta de la escuela, los deportes del sábado, la semanal cena nocturna con los padres, la organización del mercado de matrimonios –por ejemplo, los bailes interescolares- y las redes informales de negocios y profesiones para la regulación de la membresía de clase, revisión de ideología, y subordinación de intereses particulares a los de la clase como un todo.) La escuela de la clase gobernante no es meramente un agente de clase; es una parte importante y activa de ésta. En pocas palabras, es orgánica de su clase”.
De una manera u otra, las instituciones escolares no pueden ser analizadas, separadas del contexto socioeconómico en el que se ubican; también se deben considerar que conllevan discursos, significados y subjetividades que muchas veces pasan inadvertidas; y que las prácticas áulicas son específicas y no universales.
Actualmente, las escuelas son espacios públicos, culturales y políticos que representan conductas y tensiones entre diferentes grupos sociales y que deben ser considerados como ámbitos democráticos donde se están formando futuros ciudadanos que se integrarán a una democracia participativa y también ciudadana.
Respecto al criterio que ha privado por mucho tiempo en México en cuanto a que la educación y la escuela serán los elementos primordiales para un futuro mejor es necesario recordar lo que H. Kohl expresa: “La idea de que las escuelas pueden construir una nueva sociedad es parecida a la idea de que el mundo será redimido por los niños o que los niños de alguna manera salvarán a los adultos. Creo que ambas ideas son incorrectas. Nosotros no podemos dejar a nuestros niños la responsabilidad de redimir al mundo que echamos a perder, o cuando menos presenciamos ser destruido... yo no creo que un nuevo orden social puede ser construido a través de las escuelas. Sí creo que las escuelas serán una parte esencial de un nuevo orden que es construido a través del esfuerzo cooperativo de todos nosotros: maestros, mineros, obreros, profesionales –toda la gente que cree en el imperativo moral y social de lucha por un nuevo orden. Por lo tanto, encuentro que la cuestión crucial no debería ser, `¿tienen las escuelas el poder para cambiar a la sociedad?´ sino, `¿qué poder pequeño podemos usar para trabajar con otros para cambiar a la sociedad?´ y si comenzamos a cambiar a la sociedad, ¿cuál será el papel de nosotros como maestros en la construcción de un nuevo orden duradero?”
Todo lo anterior viene al caso al revisar el contenido del documento presentado por la SEP y que hemos mencionado líneas arriba. La encuesta fue aplicada a 1,400 padres de familia, con hijos que asisten a escuelas públicas y privadas, tanto del medio urbano como del medio rural. Los resultados de esta encuesta reflejan precisamente la percepción que los padres tienen hoy de la escuela, a la que observan como algo cercano o lejano de acuerdo a la importancia que conceden a la educación de sus hijos. El documento se integró con 60 preguntas. Algunos resultados son los siguientes:
El 80% de los padres de familia están de acuerdo que en la escuela se debe impartir educación sexual y 52% manifiesta que también se debe impartir religión (la suya desde luego). Por otra parte, 88% considera de la mayor importancia que se imparta matemáticas, seguida por un 85% que se expresa a favor de que se enseñe computación. Este último aspecto, merece un análisis específico, pues aunque constituye una necesidad natural en las ciudades, por otra parte no debemos perder de vista la ampliación día con día de la brecha digital, aunque algunos opinen lo contrario.
A diferencia de lo anterior, únicamente el 65% de los padres de familia consideran importante la enseñanza de las artes y 2.3% lo consideran nada importante. De igual manera, este aspecto requiere del análisis de otros elementos extraescolares. El documento nos deja ver la persistencia de que se mantenga la disciplina de los alumnos, por lo cual se inclina el 70% de los encuestados.
Derivado de los resultados de la encuesta la secretaría de Educación Pública presentó el día 3 de este mes el programa Octubre mes de la familia en la escuela, a través del cual se trata de que los padres inicien una mayor vinculación con los planteles a través de diversas acciones como “ Es tiempo de volver a la escuela”, de la cual tomamos el título de este artículo, “Mira como aprendo” y tantas más entre las que se encuentra un programa específico de lectura para padres de familia y actividades escolares concretas con su participación. Entre los libros que se anuncian se encuentran Derechos Humanos en el hogar; la Escuela, la sociedad; y Conocimiento del ambiente; y Prevención de riesgos en la familia.
De igual manera que como lo afirmamos en nuestra entrega anterior, deseamos que instituciones educativas, sindicatos magisteriales, expertos y asociaciones civiles con temática educativa, se manifiesten en cuanto a la pertinencia de esta encuesta, que si bien es novedosa por un lado, por otro presenta aspectos o preguntas que se deben ponderar, pues el documento ha sido tomado como generador de acciones diversas y seguirá siendo la fuente de la que se deriven criterios que adoptará a futuro la secretaría de Educación Pública.
El informe referido fue presentado el día 17 del mes pasado y a escasos catorce días (1° de octubre) la secretaria de Educación Pública presentó otro documento interesante: Grado de satisfacción (evaluación) de las escuelas, los maestros (as) y otros aspectos educativos por parte de los padres/madres. Y decimos que resulta interesante porque nadie puede negar la importancia que reviste no tan solo para el sistema educativo nacional sino para toda la sociedad la percepción que los padres de familia tengan de las escuelas adonde acuden sus hijos, que se deriva a la vez de la vinculación que mantienen con el plantel que han seleccionado para que reciban la formación que desean.
Lo anterior nos trae a la memoria la imagen que como padres de familia guardamos de las escuelas de nivel básico a las que acudimos y de las que hoy reciben a nuestros hijos.
En cuanto a la visión material, varía de acuerdo a la escuela donde cursamos nuestra educación básica: el jardín de niños y la escuela primaria con su patio rústico, el riel, la campana, la chicharra y la barda o cerca en no muy buenas condiciones. También la escuela citadina que contaba con buenos mesabancos, patios en buenas condiciones, ventanales con todos sus cristales y condiciones aceptables.
Hoy, el aspecto material de los planteles ha cambiado en algunos casos. Cuentan con televisión, sanitarios adecuados, canchas deportivas y lo que para algunos es lo más importante: equipos de computación.
A la visión anterior siempre aparece vinculada la imagen de los maestros. El que nos enseñó a leer, el de 6° grado, el director o directora con muchos años de servicio y que imponía un ambiente de disciplina y orden.
Parte de la imagen que guardamos de nuestro jardín de niños y primaria o cualquier institución educativa de otro nivel, junto a maestros y directivos, es el de los compañeros de estudios que a veces lo son desde el nivel preescolar, primaria, secundaria y preparatoria, ámbitos donde surgen amistades de toda la vida. De ellos recordamos al más aplicado, el que menos cumplía con las tareas, el aguerrido que ante cualquier situación agredía, el estudioso, el más deportista, etc.
Además de la visión material y humana como ya lo dijimos, está el concepto que el padre de familia ha tenido a través del tiempo de la escuela y que en mucho depende de su acercamiento a la misma, es decir, de su amistad con los docentes, de su relación con los directores, de su integración a la sociedad de padres de familia y de las reflexiones que con su pareja realicen al momento de la inscripción de su niña o niño en el jardín o escuela primaria, según el caso y la oportunidad que tengan de seleccionar la que les parezca mejor: ¿pública o privada? ¿Cercana o lejana porque es mejor? ¿Con maestros conocidos o no? ¿Con instalaciones adecuadas o carente de lo necesario?.
Pero también el concepto teórico de la institución “escuela” ha evolucionado y hoy se pueden encontrar diversas visiones de lo que es y debe ser el recinto escolar. Desde luego, el concepto tradicional de la escuela como institución encargada de transmitir únicamente conocimientos ha quedado rebasado, para darle paso a otra concepción de lo que debe ser, ya que en esta época ha visto disminuida su influencia en la formación de los alumnos ante la aparición avasalladora de las nuevas tecnologías de la información y el conocimiento. De igual manera, el rol político y social de los docentes ha cambiado. El docente de hoy no puede ser el mismo del siglo pasado.
Para Henry A. Giroux “es preciso que los educadores definan las escuelas como esferas públicas en las que la dinámica del enfrentamiento popular y de la política democrática se pueda cultivar como parte de la pugna en pos de una sociedad democrática radical. Es decir, los educadores necesitan legitimar a las escuelas como esferas públicas democráticas, como lugares que proporcionan un servicio público esencial para la formación de ciudadanos activos, con objeto de defender a éstos del hecho de que desempeñen un papel central en el mantenimiento de una sociedad democrática y de una ciudadanía crítica.”
Hoy, la escuela tiene que superar en la práctica lo que fue señalado hace ya cuatro décadas, cuando se le llegó a considerar como uno de los pilares para la reproducción del sistema político y social. A lo que agregamos que en muchas partes la escuela aún sigue siendo, paradójicamente, un espacio en donde se presentan prácticas permanentes de discriminación, exclusión y trasgresión de los derechos humanos de los niños y las niñas. Afortunadamente, son la excepción.
Dentro de este marco conviene recordar lo que afirma R.W. Connell: “La escuela genera prácticas por las que la clase es renovada, integrada y reconstituida frente a cambios en su propia composición y en las circunstancias sociales en general en las que trata de sobrevivir y prosperar. (Ésta es una práctica inclusiva que va desde la fiesta de la escuela, los deportes del sábado, la semanal cena nocturna con los padres, la organización del mercado de matrimonios –por ejemplo, los bailes interescolares- y las redes informales de negocios y profesiones para la regulación de la membresía de clase, revisión de ideología, y subordinación de intereses particulares a los de la clase como un todo.) La escuela de la clase gobernante no es meramente un agente de clase; es una parte importante y activa de ésta. En pocas palabras, es orgánica de su clase”.
De una manera u otra, las instituciones escolares no pueden ser analizadas, separadas del contexto socioeconómico en el que se ubican; también se deben considerar que conllevan discursos, significados y subjetividades que muchas veces pasan inadvertidas; y que las prácticas áulicas son específicas y no universales.
Actualmente, las escuelas son espacios públicos, culturales y políticos que representan conductas y tensiones entre diferentes grupos sociales y que deben ser considerados como ámbitos democráticos donde se están formando futuros ciudadanos que se integrarán a una democracia participativa y también ciudadana.
Respecto al criterio que ha privado por mucho tiempo en México en cuanto a que la educación y la escuela serán los elementos primordiales para un futuro mejor es necesario recordar lo que H. Kohl expresa: “La idea de que las escuelas pueden construir una nueva sociedad es parecida a la idea de que el mundo será redimido por los niños o que los niños de alguna manera salvarán a los adultos. Creo que ambas ideas son incorrectas. Nosotros no podemos dejar a nuestros niños la responsabilidad de redimir al mundo que echamos a perder, o cuando menos presenciamos ser destruido... yo no creo que un nuevo orden social puede ser construido a través de las escuelas. Sí creo que las escuelas serán una parte esencial de un nuevo orden que es construido a través del esfuerzo cooperativo de todos nosotros: maestros, mineros, obreros, profesionales –toda la gente que cree en el imperativo moral y social de lucha por un nuevo orden. Por lo tanto, encuentro que la cuestión crucial no debería ser, `¿tienen las escuelas el poder para cambiar a la sociedad?´ sino, `¿qué poder pequeño podemos usar para trabajar con otros para cambiar a la sociedad?´ y si comenzamos a cambiar a la sociedad, ¿cuál será el papel de nosotros como maestros en la construcción de un nuevo orden duradero?”
Todo lo anterior viene al caso al revisar el contenido del documento presentado por la SEP y que hemos mencionado líneas arriba. La encuesta fue aplicada a 1,400 padres de familia, con hijos que asisten a escuelas públicas y privadas, tanto del medio urbano como del medio rural. Los resultados de esta encuesta reflejan precisamente la percepción que los padres tienen hoy de la escuela, a la que observan como algo cercano o lejano de acuerdo a la importancia que conceden a la educación de sus hijos. El documento se integró con 60 preguntas. Algunos resultados son los siguientes:
El 80% de los padres de familia están de acuerdo que en la escuela se debe impartir educación sexual y 52% manifiesta que también se debe impartir religión (la suya desde luego). Por otra parte, 88% considera de la mayor importancia que se imparta matemáticas, seguida por un 85% que se expresa a favor de que se enseñe computación. Este último aspecto, merece un análisis específico, pues aunque constituye una necesidad natural en las ciudades, por otra parte no debemos perder de vista la ampliación día con día de la brecha digital, aunque algunos opinen lo contrario.
A diferencia de lo anterior, únicamente el 65% de los padres de familia consideran importante la enseñanza de las artes y 2.3% lo consideran nada importante. De igual manera, este aspecto requiere del análisis de otros elementos extraescolares. El documento nos deja ver la persistencia de que se mantenga la disciplina de los alumnos, por lo cual se inclina el 70% de los encuestados.
Derivado de los resultados de la encuesta la secretaría de Educación Pública presentó el día 3 de este mes el programa Octubre mes de la familia en la escuela, a través del cual se trata de que los padres inicien una mayor vinculación con los planteles a través de diversas acciones como “ Es tiempo de volver a la escuela”, de la cual tomamos el título de este artículo, “Mira como aprendo” y tantas más entre las que se encuentra un programa específico de lectura para padres de familia y actividades escolares concretas con su participación. Entre los libros que se anuncian se encuentran Derechos Humanos en el hogar; la Escuela, la sociedad; y Conocimiento del ambiente; y Prevención de riesgos en la familia.
De igual manera que como lo afirmamos en nuestra entrega anterior, deseamos que instituciones educativas, sindicatos magisteriales, expertos y asociaciones civiles con temática educativa, se manifiesten en cuanto a la pertinencia de esta encuesta, que si bien es novedosa por un lado, por otro presenta aspectos o preguntas que se deben ponderar, pues el documento ha sido tomado como generador de acciones diversas y seguirá siendo la fuente de la que se deriven criterios que adoptará a futuro la secretaría de Educación Pública.
Publicado el día 14 deoctubre en el suplemento cultural “La Valquiria” de Diario de Xalapa
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