domingo, 14 de mayo de 2006

Niñas y niños: víctimas de exclusión

El concepto de la niñez ha evolucionado igual que en las sociedades, sus principios y valores. El niño o la niña han dejado de ser un simple complemento de la pareja para conformar una familia, o los ayudantes del padre y la madre en los trabajos diarios de sustento. Pero lo que es más importante: han dejado de ser el miembro de la familia que nada tiene que opinar, decir o cuestionar, pero si obedecer y hacer.
En la actualidad las niñas y los niños, tanto en lo individual como en lo colectivo son personas con derechos y obligaciones, y por ello, entre otros factores, constituyen auténticos sujetos sociales para los que tenemos que legislar y generar políticas públicas.
Hoy, las niñas y los niños deben ser considerados sujetos sociales es por eso que de acuerdo a Zemerman “considero a éstos como formas particulares de expresión social que especialmente tienen el rasgo de ser ‘condensadores de historicidad’, ya que por una parte son frutos del pasado, pero a la vez contienen en sí mismos posibilidades futuras”.
De acuerdo a lo anterior, resulta necesario que desde la perspectiva de las ciencias sociales se aborde el análisis de la subjetividad social de las niñas, niños y adolescentes, entenderlos como actores sociales y comprender las formas específicas de su apropiación de la realidad mediata e inmediata, las prácticas y procesos de organización en que se encuentran inmersos, así como la manera específica en que construyen sus propuestas.
Lo anterior nos lleva a reflexionar sobre la situación que presenta hoy en día la niñez como sujeto social, para lo cual tenemos que vincularla con la Convención de los Derechos de los Niños y su cumplimiento. En el año 2000, la ONU estableció los Objetivos de Desarrollo del Milenio incorporando metas relativas a la mortalidad y educación de los niños para ser logradas en 2015. En esa misma ocasión, la Asamblea General de la ONU aprueba dos protocolos facultativos de la Convención. El primero sobre la participación de los niños en conflictos armados y el segundo sobre la venta de niños y la participación infantil y la utilización de niños y niñas en la pornografía.
Pero a pesar de los esfuerzos de la mayoría de los Estados integrantes de la ONU se vislumbra que para el 2015 no se habrán cumplido las metas establecidas para esa fecha de acuerdo a lo que señala el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) en su informe “Estado Mundial de la Infancia 2006: excluidos e invisibles”.
Y es precisamente en este informe donde la Unicef señala que uno de los mayores déficits, entre otros a los que no nos referiremos en este trabajo, en el avance para lograr el cumplimiento de los derechos humanos de las niñas y los niños es el relativo a la exclusión, que se presenta en los hogares, escuelas, centros de trabajo, guarderías, etc. ¿Hoy, cuántos niños reciben regalos y cuántos no?, ¿cuántos tienen acceso a la Internet y cuántos no?.
De acuerdo al informe aludido se considera que “un niño o una niña está excluido con respecto a otros niños y niñas cuando se cree que corre el riesgo de no beneficiarse de un entorno que lo proteja contra la violencia, los malos tratos y la explotación, o cuando no tenga posibilidades de acceder a bienes y servicios esenciales y esto amenace de alguna manera su capacidad para participar plenamente algún día en la sociedad. Quienes excluyen a estos niños pueden ser sus familias, la comunidad, el gobierno, la sociedad civil, los medios de comunicación, el sector privado y otros niños y niñas”.
También, de acuerdo al documento citado, “existe un acuerdo generalizado de que la exclusión es multidimensional e incluye privaciones de los derechos económicos, sociales, de géneros, sociales y políticos, con lo que se trata de un concepto más amplio que la pobreza material. El concepto de exclusión abarca la reafirmación de factores sociopolíticos que son la base de la discriminación y la desventaja dentro de la sociedad, y para garantizar la inclusión y la igualdad de oportunidades es preciso concentrarse firmemente en los procesos y agentes que constituyen las bases de la privación”.
La Unicef establece como causas macroestructurales de la exclusión de niñas y niños aspectos que se presentan en todo el mundo y que aparecen con diferentes grados. Señala en primer lugar que la exclusión con mayor grado aparece en los países menos desarrollados, donde la pobreza trae aparejada una serie de consecuencias que afectan en mayor medida a la niñez
Otro factor son los movimientos armados al interior de países desestabilizados o en enfrentamientos internacionales. También junto con ésto se puede señalar que la exclusión de la niñez se presenta en países con gobiernos autoritarios o dictatoriales.
Como es de sobra conocido, otro factor es la pandemia del VIH/SIDA que produce estragos en los niños de los países más afectados por esa epidemia.
De acuerdo al informe mencionado de la Unicef, se deben enfrentar las causas fundamentales de la exclusión para lograr un desarrollo integral en la niñez. Entre las principales acciones que señala el organismo de la ONU podemos mencionar las principales.
En primer lugar, una atención especial a los niños y niñas de los países menos desarrollados, reduciendo su pobreza con el apoyo de organismos internacionales encargados de ello.
Otra acción es la resolución inmediata y equilibrada de los conflictos armados para poder salvaguardar la vida de los niños, las niñas y los ancianos, además de preservar la paz y la convivencia de todos los miembros de comunidades, grupos étnicos o países que a diario se enfrentan en una lucha desigual.
También, se deben cuidar a los niños y niñas que viven en países frágiles, es decir que habitan países con “un gobierno disfuncional que podría agravar los esfuerzos encaminados a poner en práctica cualquier política u obtener cualquier tipo de asistencia no humanitaria a favor del desarrollo”.
Otra acción que se encuentra en marcha con apoyo desigual de los países miembros de la ONU es la campaña mundial para mitigar las consecuencias del VIH/SIDA sobre la infancia. “Es preciso prestar una mayor atención a las consecuencias de la pandemia sobre la niñez y los adolescentes, especialmente sobre las niñas, y sobre la manera de protegerles contra la infección y la exclusión consecuencia de ello”.
Por otra parte, los gobiernos deben enfrentar de manera abierta y a través de políticas públicas las causas de la discriminación y exclusión de la niñez, ya que muchas veces forman parte de los usos y costumbres de ciertos grupos étnicos o bien de esquemas de relación entre los mayores y los menores, concretamente entre padres e hijos. Esquemas que van desde castigos corporales hasta la discriminación y exclusión por cuestiones de edad, sexo e identidad: “los niños no tienen nada que opinar”, “las niñas no tienen derecho porque no son varones”, “cuando hablan los mayores los niños se callan”, “cuando seas mayor podrás opinar y tendrás lo que quieras”, etc.
El informe del que nos hemos ocupado señala aparte de las causas macroestructurales de la exclusión, otras de carácter nacionales o subnacionales como son: los indicadores nacionales que no consiguen captar en su totalidad la exclusión de la infancia en regiones de pobreza extrema; las desigualdades en los ingresos de los jefes de familia amenazan la supervivencia y el desarrollo integral de la infancia; el riesgo elevado de exclusión para niñas y niños se da en mayor grado en las zonas rurales y en las zonas urbanas pobres; en muchas regiones rurales e indígenas como producto de la discriminación las niñas se ven excluidas de la educación básica; la discriminación y la exclusión por razones étnicas esta generalizada en el medio urbano; etc.
A lo anterior, podemos agregar que las sociedades urbanas y urbanas rurales imponen barreras que impiden la participación de niñas y niños indígenas en la dinámica política, económica y social, excluyéndolos y evitando su desarrollo integral.
Pero mientras los gobiernos de los Estados miembros de la ONU planean, diseñan y establecen políticas públicas y programas específicos a favor de la infancia, que obviamente requieren de un presupuesto especial, los niños y las niñas no pueden esperar. Por ello, las acciones a su favor deben ser efectivas y no quedar únicamente en manos de los gobiernos sino que deben estar en corresponsabilidad con la sociedad: padres, madres, maestros, sicólogos, deportistas, promotores culturales, comunicadores, la sociedad toda.
Cualquiera puede contribuir en su entorno, inmediato o mediato, en su ámbito de acción a evitar la exclusión de la niñez que muchas veces pasa inadvertida, no se percibe, pero se da, ahí está, marcando emocionalmente a la niña o al niño, futuro ciudadano.

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