domingo, 19 de marzo de 2006

¿Usted es un discriminado-discriminador?

En México, el 43% de las personas está de acuerdo con la idea que los indígenas tendrán siempre una limitación social por sus características raciales. Por otro lado, el 34.1% (una de cada tres personas) está de acuerdo que lo único que tienen que hacer los indígenas para salir de la pobreza es comportarse como no indígena, es decir, despojarse de su identidad: lengua, vestuario, usos, costumbres o lo que es lo mismo sus rasgos raciales, lo cual implica un análisis profundo a esta aventurada opinión.
Pero además, podemos agregar que el 40% de los mexicanos está dispuesto a organizarse con otras personas para solicitar que no permitan a un grupo de indígenas establecerse cerca de su comunidad.
Estos datos y otros muy interesantes y desgarradores sobre la discriminación racial en nuestro país son resultados de la primera Encuesta Nacional sobre Discriminación en México dada a conocer en mayo de 2005 por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación y la secretaría de Desarrollo Social. Esta encuesta se integra de siete capítulos todos ellos interesantes. En esta ocasión tomamos datos del cinco: “La discriminación hacia los indígenas”
Lo anterior obedece a que el próximo día 21 se celebra el Día Internacional contra la Discriminación Racial, establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1966, con el propósito de fortalecer las políticas públicas para eliminar todas las modalidades de discriminación racial. En esa fecha, el 21 de marzo pero de 1960, en Sharpeville, Sudáfrica la fuerzas policíacas mataron a 69 personas que participaban en una manifestación pacífica contra las leyes de pases que tenían vigencia dentro del apartheid establecido en ese país.
La discriminación por racismo siempre ha existido y se identifica con la visión, actitud y política que parte de teorías supuestamente científicas que inducen a la creencia de la superioridad de una raza o razas sobre otra u otras con la cuales se justifican, consienten o coadyuvan actitudes de discriminación, persecución o maltrato hacia las razas que se consideran inferiores. Se habla de dos tipos de racismo: uno “débil” y otro “fuerte”.
Como resultado de factores históricos, económicos y culturales existe un racismo “débil” que se presenta en cualquier país, comunidad o grupo. Es un racismo de baja intensidad pero no justificable desde cualquier punto de vista. Se fundamenta en ideologías de pequeños grupos y en teorías que no llegan a niveles políticos de riesgo o conflicto.
Existe otro racismo que deviene ideología y se convierte en política de Estado, lo que entraña un conflicto político, racial y de choque de naciones. Es el llamado racismo “fuerte”. La historia nos señala como ejemplos emblemáticos de este racismo el asumido por Sudáfrica y el antisemitismo de Alemania, por todos conocidos.
El racismo en su última etapa, el que llega hasta nuestros días, se inicia durante el siglo pasado, después de la primera guerra mundial, y sus orígenes son remotos, siendo producto de una suma de factores entre los que destacan tres: el estudio “científico” de las razas; el surgimiento de un nacionalismo que se puede identificar con el fundamentalismo; y una posición irracional o mística que transita de los conceptos “pueblo” y “nación” para llegar al de “raza superior” con elementos primordiales como el de la sangre, lengua y una “religiosidad” de la estirpe, la herencia. Todo lo anterior sucedió antes de la segunda guerra mundial. Desde luego este racismo se opone a la cultura en el mejor de los sentidos, al humanismo, al racionalismo político y social.
Es hasta lo años 60 del siglo pasado que ante la presión internacional la Asamblea General de la Naciones Unidas proclama la Declaración sobre la Eliminación de todas la Formas de Discriminación Racial el 2 de noviembre de 1963, compuesta por 11 artículos y cuyo contenido quedó rebasado por la Convención adoptada posteriormente.
Después de la Declaración mencionada, la Asamblea General de las Naciones Unidas adopta la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas la Formas de Discriminación Racial el 21 de diciembre de 1965. En esta Convención se asienta que “discriminación racial” será “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida política”.
En este momento el nuevo debate sobre el racismo relega el componente o elemento biológico de las razas y lo suple con el factor cultural. La discriminación racial, se dice en el debate actual, tiene como motivo la cultura de un individuo o grupo social, por lo regular minoritario, refiriéndose a su identidad: lengua, usos y costumbres, fiestas, folclor vestuario, etc. Este giro del debate implica la obsolescencia de la definición que presenta la Convención de 1965.
Así, la discriminación racial se vincula con la diversidad cultural, la vida de los grupos minoritarios, las relaciones de poder, la dominación y la exclusión, la tolerancia, etc. y asume formas y niveles que muchas veces pasan inadvertidos, constituyendo un déficit de la democracia contemporánea.
En México, después de una lucha durante largos períodos en que se ha tenido que afrontar una cultura discriminatoria que abarca grupos mayoritarios y minoritarios, entró en vigencia el 12 de junio de 2003 la Ley Federal para prevenir y eliminar la discriminación, que merece un análisis detenido y objetivo, dado que su difusión y cumplimiento es mínimo hasta el momento
Pero retomando los datos que mencionábamos al principio de este artículo, la Encuesta señalada también nos manifiesta, acertadamente, la opinión de los indígenas. Al respecto, el 90.8% (nueve de cada diez) opina que en México existe discriminación hacia ellos por su condición, cuestión de suma importancia pues nos habla de una toma de conciencia de grupo social relegado, excluido y menospreciado.
Por otra parte, 90.3 % de los indígenas siente que tiene menos oportunidades para conseguir trabajo que los no indígenas y 74.1% (tres de cada cuatro) considera que tienen menos oportunidades para ir a la escuela que otras personas. También el 67.1%(dos de cada tres indígenas) opinan que tienen pocas o nulas posibilidades para mejorar sus condiciones de vida.
Resulta innegable que la discriminación racial sigue existiendo en México y en el mundo entero a principios de este siglo, que aparentemente deparaba nuevos horizontes para la humanidad. En la actual dinámica social, económica y política todos somos discriminados en alguna ocasión y todos hemos discriminado o lo hacemos cotidianamente. La discriminación racial aparece en el medio rural, en la ciudad, en el trabajo, en el fútbol, etc.
¿Usted ha sido discriminado alguna vez?, ¿usted ha discriminado a otra persona o a sus propios familiares?, ¿es un discriminado – discriminador?, ¿qué hace cuando observa que alguien es discriminado?, ¿qué puede usted hacer a favor de la no discriminación?, ¿usted conoce la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación?.
Pero un caso patético, y a veces patológico, es el del discriminado - discriminador. Es el individuo que por su origen racial, por su color, lengua, ropa, religión, compartimiento, ideología en un grupo o comunidad es el menos, el vilipendiado, el que no vale, el desposeído o ignorado; ese grupo por supuesto es donde trabaja, donde presta sus servicios como subordinado, asalariado o empleado. Pero en su grupo se convierte en el discriminador, el que desprecia, sobaja, grita, discrimina, excluye, golpea, por lo regular lo anterior sucede en su ámbito familiar. Desgraciadamente abundan, los casos del sujeto discriminado-discriminador.

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