“La no violencia y la cobardía son términos contrarios. La no violencia es la mayor virtud, la cobardía es el mayor vicio. La no violencia siempre sufre, la cobardía provoca sufrimiento. La no violencia perfecta es la mayor valentía. La conducta no violenta no es desnaturalizante, la cobardía siempre lo es”.
Lo anterior fue escrito por Mahatma Gandhi, quien hizo de la no violencia y la paz sus postulados capitales para luchar por la libertad y la independencia de sus compatriotas, lo que lo llevo a trascender los límites de la India y llegar a constituir un ejemplo de pacifismo y de estratega político. Precisamente, el próximo día 30 de este mes Gandhi cumple 57 años de haber sido asesinado por las balas que le disparo un fanático religioso. Con ello, el mundo perdió a uno de sus grandes dirigentes y por la misma causa el 30 de enero se celebra el Día de la No Violencia y la Paz.
El verdadero nombre de Mahatma Gandhi fue Mohandas Karma Chang, especie de titulo cuyo significado equivale a bondad, sencillez y modestia o también “alma grande” o “alma noble”. Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 y a la edad de 19 años, en 1888, partió a Londres donde se licenció en derecho, además de haber cursado estudios de latín, francés y religiones como el hinduismo, budismo, islamismo y cristianismo.
Precisamente, es del estudio de las religiones mencionadas donde Gandhi breva los principios que más tarde le servirían para construir sus postulados pacifistas la fuerza para mantenerse como líder de grandes masas, y el impacto que tuvo ante muchos pueblos que se identificaban plenamente con sus doctrinas.
Después de regresar de Inglaterra a la India en 1892, Gandhi parte a Sudáfrica en 1893. Ahí permanece cerca de 20 años en contacto directo con la comunidad india compuesta por 150,000 emigrantes, compatriotas suyos, que eran maltratados y humillados, aparte de sufrir pésimas condiciones de trabajo.
En Sudáfrica, Gandhi funda un periódico que es publicado en tres idiomas pero adquiere la categoría de líder cuando funda el Congreso Indio de Natal, que constituyo un movimiento masivo y pacífico que mostraba su descontento con las leyes y las autoridades a través de la resistencia sin violencia, logrando un éxito al ser derogadas algunas leyes discriminatorias.
Gandhi regresa a la India en 1915 convertido en un gran líder carismático que usaba la ropa de su tierra y con una nueva ideología, sin recursos pero con un nuevo método de lucha para liberar a su patria de Inglaterra. Más tarde formó parte del Congreso Nacional Indio, foro fundado para coordinar acciones e ideas y luchar por la independencia, ya convertido en partido político. Gandhi se convierte en líder de este Congreso Nacional y encabeza el movimiento por la libertad de su país, convocando a la no violencia y a la resistencia pacifica cuando Inglaterra anuncia una ley para cancelar todo tipo de libertad a los indios. En esa posición Gandhi es respaldado por todo el pueblo indio.
A partir de 1924, Gandhi recorre su país predicando la no violencia, los derechos de la mujer, la necesaria unidad de las religiones y el amor a la verdad, lo que lo transformo en un activista social.Durante la segunda guerra mundial Gandhi es aprehendido por encabezar el movimiento ¡abandonen la India! dirigido contra los ingleses y para protegerse de los japoneses. Al estar en prisión Gandhi enferma y es liberado ante el temor de que muera estando preso. Como ya se mencionó anteriormente Gandhi es asesinado el 30 de enero de 1948, a los 78 años de edad.
Hoy, los postulados de Gandhi resultan paradigmáticos en la lucha por la humanidad para lograr mejores niveles de vida y una convivencia plena entre individuos y pueblos, lo que ha motivado el estudio sistemático de ellos. De esta manera la no violencia y la paz continuamente se analizan partiendo de sus contrapartes: la violencia y la guerra, aunque no necesariamente, ya que la primera de ellas ha llegado a formar una doctrina y teoría y la segunda no únicamente un principio o meta de la convivencia humana, sino una condición imprescindible para la consecución de la igualdad y el respeto a los derechos humanos.
La no violencia no constituye simplemente la negación al uso de la violencia y un llamado a adoptar actitudes pasivas. Tampoco es una actitud de sumisión ante la persecución, discriminación o relegamiento, la obediencia a leyes injustas o el acatamiento de condiciones que trasgredan los derechos humanos propios o de terceras personas. La violencia y la no violencia son dos maneras opuestas de responder del ser humano ante conflictos y es precisamente el hombre, como ser racional, que debe tener la capacidad de elegir cual de las dos adoptar.
La violencia vulnera el derecho a la vida, la libertad y la seguridad de las personas. También trasgrede el derecho a no ser sometido a tortura, penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes; el derecho de igual protección ante la ley; el derecho a la libertad de pensamiento y de religión; y hoy, más que nunca, a la libertad de opinión y de expresión.
De esta manera, la Organización de la Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura define a la no violencia como “una teoría y práctica holística que rechaza la agresión y la violencia a fin de lograr objetivos o resolver conflictos de una manera constructiva”.
Por lo tanto, la no violencia se vincula con principios como la igualdad, diversidad, el respeto, la tolerancia, la solidaridad y la armonía, tanto entre los individuos como entre los pueblos. También se relaciona con la moralidad, la racionalidad, la responsabilidad, la libertad, la justicia, el estado de derecho, la cooperación y la democracia.
Por otra parte, la paz no es la simple ausencia de guerra, ni significa tampoco la falta de conflictos. La paz constituye un espacio de encuentros y de relaciones humanas en plenitud. Significa la convivencia con tolerancia donde se superan los conflictos, intereses personales y diferencias ante diversas visiones de la realidad mediata e inmediata a través de la armonía, el diálogo y el acuerdo. En lo colectivo la paz significa la convivencia armónica de los pueblos, grupos sociales y comunidades con diversidad cultural, religiosa, étnicas y cualquier otra.
La paz tiene como condición previa la igualdad y se da en el marco de la libertad. Se ha señalado que puede existir una paz forzada y autoritaria y que para alcanzarla tiene que ser antecedida por un periodo de guerra, lo cual resulta inaceptable, pues resulta incongruente la paz concebida como un producto de un periodo bélico o de una ruptura conflictiva entre los pueblos.
Se habla de una “paz interna” que se vincula a la ausencia de conflictos internos de las personas, pero también se habla de una “paz externa” que es la ausencia de un conflicto entre personas o grupos diferentes. También se habla de una paz negativa y de una paz positiva; la primera se refiere a la ausencia de guerra y la segunda al término de un conflicto que ha sido jurídica y diplomáticamente resuelto.
Al respecto, la Organización de la Naciones Unidas (ONU) ha creado la Comisión de Consolidación de la Paz, cuyos objetivos y estrategias han sido fuertemente criticados pues “reunirá recursos a disposición de la comunidad internacional para prestar asesoramiento y proponer estrategias integradas con miras a la recuperación después de los conflictos, prestando especial atención a la reconstrucción y el fomento de las instituciones y el desarrollo sostenidos en países que salen de conflictos”.
Esta misma Comisión “se ocupa de la consolidación de la paz después de los conflictos, es todo lo que se necesita para pasar de la guerra a la paz. El mantenimiento de la paz es un tipo de operación organizada en torno a un despliegue militar; una estrategia de mantenimiento de la paz puede ser una parte fundamental de construcción de la paz...”
En este marco, la no violencia y la paz constituyen el contexto ideal para el desarrollo de la cultura en su más amplia acepción, pero también en la especifidad del proceso estético de los creadores y artistas. La cultura únicamente podrá desarrollarse en un mundo donde impere la no agresividad y la paz, en lo individual y lo social.
De una manera u otra, el próximo 30 de enero, como Día de la No Violencia y la Paz recordemos a Gandhi como pionero de dos principios que hoy se ven amenazados día con día, lo cual constituye un peligro permanente para la cultura y las artes, para la creación, su promoción y su difusión.
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