Mucho se ha manifestado hasta el momento y debatido en diferentes foros acerca de la valorización del Centro Histórico de Xalapa y de su consecuente rescate y conservación, pero poco de la participación de la sociedad civil en su dignificación y reactivación.
Para hablar de la participación de la sociedad civil en la dignificación y reactivación del Centro Histórico de Xalapa vale la pena sentar algunas premisas que nos parecen importantes e insoslayables, pues nuestra ciudad no es la misma, desde luego, que la del 19 de noviembre de 1990, cuando se hace la declaratoria de la zona urbana que nos ocupa.
Se puede afirmar que el concepto “centro histórico” se construye a partir del de “monumentalidad”, por lo que es la zona urbana donde más existen o se concentran monumentos pero también es una construcción social y política, ya que en él se condensan la dinámicas de la sociedad y la política, así como todos los problemas que padece la ciudad.
Los centros históricos forman parte del imaginario urbano. Son parte emblemática de una ciudad. representan un ideal. Muchos lo quisieran ver limpio, sin vendedores ambulantes, sin niños trabajadores de la calle, sin contaminación ambiental, sin problemas de vialidad, con parques limpios y sin ratas. Desgraciadamente, no siempre es así.
Pero cuando las ciudades entran en crisis como ámbitos que no responden a las necesidades y expectativas sociales y económicas del conglomerado que en ellas habitan, también los centros históricos entran en crisis y presentan problemas que los convierten en espacios de conflicto: cambio del uso del suelo, comercio informal, problemas de vialidad, megaconcentración de oficinas gubernamentales, carencia de estacionamientos, deterioro del patrimonio material, imagen desordenada y caótica, carencia de una normatividad para su conservación y cuando existe se encuentra obsoleta y rebasada, manifestaciones que provocan caos vial y lo que es más grave: falta de una política pública que lo tenga como un programa especifico.
Además, en los últimos años, los centros históricos presentan aspectos que se tendrían que analizar con mayor profundidad: exclusión, carencia de un consenso respecto a su conservación y dignificación, diversidad de actores que en ellos interactúan e influyen en su dinámica, y su debilidad como eje económico de la ciudad.
En la actualidad, salvo en casos excepcionales, los centros históricos o al menos su primer cuadro constituyen un ámbito cuya mayoría de espacios está vedada para los sectores marginados y los habitantes de las colonias y barrios alejados. Pensemos en los bancos, centros culturales, galerías de arte, cafés, discotecas,. Ahí la exclusión es práctica natural y cotidiana.
Al asistir a diferentes foros, mesas redondas, o conferencias respecto al centro histórico de nuestra ciudad, nos ha llamado la atención las diferentes posturas de los expertos en cuanto a su rescate, conservación y reactivación, llegándose a veces a la polarización de opiniones. Hemos escuchado criterios que priorizan lo patrimonial y los que sitúan en primer lugar lo comercial y turístico, pasando por la animación cultural el color de las casas, etcétera. Existen coincidencias pero a veces las divergencias son fuertes.
Otro aspecto que hoy presentan los centros históricos son la diversidad de actores vinculados a él. En primer lugar y a veces en el último están los que habitan en los últimos reductos de espacios habitables; se encuentran lo representantes de cámaras que son lideres de opinión y que los defienden con su particular visión; también están los actores políticos, a los que hay que agregar los municipales, que hasta hace poco nada tenían que ver con esta materia, pero que hoy están directamente involucrados o por lo menos son a los que recurrimos y les echamos la culpa de todo...lo malo y poco les reconocemos sus aciertos; se encuentran todos aquellos personajes que muchos quisieran que no aparecieran en este paisaje urbano: niños de la calle, limpia parabrisas, vendedores de chicles, etcétera.
Y, por último, los centros históricos han dejado de ser el eje de las operaciones económicas, del comercio, de los negocios, al surgir otros espacios que se establecen lejos de él, en lugares con otras condiciones de acceso, ampliación y ambientales.
En cuanto a esta ciudad, en un documento generado en 2004 por el Colegio Profesional de Arquitectos Restauradores del Estado de Veracruz se manifiesta que “ Xalapa es una ciudad que no cuenta con gran número de edificaciones históricas monumentales, a diferencia de otros como Morelia, Puebla o el mismo puerto de Veracruz, que se han caracterizado por tener verdaderas joyas arquitectónicas de incuestionable valor patrimonial, pero el centro histórico de la capital del Estado de Veracruz, vale en su conjunto, ya que conserva su traza original, acorde con la condiciones topográficas, lo que nos permite apreciar las características de su origen, con una plaza mayor que se ubicó en el trayecto del camino real, al lado del inmueble más importante y frente a las casas consistoriales”.
Ante este panorama y a quince años de su existencia formal, ¿qué puede hacer la sociedad civil por el Centro Histórico de Xalapa?, ¿cómo puede participar en su dignificación? y ¿qué formas o modalidades tendría para su reactivación?. En cuanto a lo anterior hemos leído y escuchado muchas y variadas propuestas, algunas de ellas viables y otras no. Mencionaremos tres que nos parecen acertadas y que en parte ya han sido planteadas.
Para que la sociedad civil participe en la dignificación y rehabilitación del Centro Histórico de Xalapa debe pasar de la corresponsabilidad a la autogestión. Para ello, las autoridades municipales deberán realizar un Programa de Difusión, iniciándolo con la edición de un volumen o cuaderno que contenga, por lo menos, lo siguiente: 1. La historia del Centro Histórico; 2. La declaratoria oficial que le otorga sustento jurídico; 3. El croquis correspondiente; 4. Una semblanza de sus barrios, callejones y parques; 5. Fotografías antiguas debidamente seleccionadas.
Una segunda etapa consistiría en distribuir el anterior volumen entre todos los alumnos de primarias, secundarias y ciudadanía para que exista un conocimiento del centro histórico propiciando un consenso a la necesidad de respetarlo, conservarlo y, lo que es más importante, la “apropiación“ del mismo por parte de los que aquí vivimos. Este cuaderno podría estar a cargo del Consejo de la Crónica de la Ciudad. Otra edición urgente y que hemos propuesto sin tener eco es la reimpresión de las “Leyendas de Xalapa” del primer cronista de la ciudad el Dr. Gustavo A. Rodríguez y Sáinz, obra que por cierto ha sido plagiada constantemente
También, se debe pugnar por que se elabore un Plan Integral del Centro Histórico, que algunos xalapeños o instancias académicas ya han propuesto. Pero, proponemos nosotros, este plan integral debe contener programas específicos: rescate de barrios, dignificación de los callejones, mejoramiento de los parques y , precisamente en cada programa específico se integrarían patronatos, comités, juntas de vecinos, clubes de jóvenes, para responsabilizarse de esos programas específicos. Ahí estaría la sociedad civil.
Retomamos, también, la propuesta del Colegio Profesional de Arquitectos Restauradores del Estado de Veracruz de la necesidad de establecer un consejo ciudadano del Centro Histórico, pero nosotros agregamos no consultivo, sino con facultades para tener una participación democrática en la toma de decisiones.
Agregamos, sin que le corresponda estrictamente a la sociedad civil, que se pugne por que en el Cabildo se establezca una comisión edilicia del Centro Histórico que no sea la misma que la de Imagen Publica y rescatar el Reglamento del Centro Histórico pues al haber quedado incluido el anterior en el de Desarrollo Urbano su importancia y contenido quedó minimizado, además de que se debe modificar para que comprenda otros aspectos, además del puramente patrimonialista.
Para hablar de la participación de la sociedad civil en la dignificación y reactivación del Centro Histórico de Xalapa vale la pena sentar algunas premisas que nos parecen importantes e insoslayables, pues nuestra ciudad no es la misma, desde luego, que la del 19 de noviembre de 1990, cuando se hace la declaratoria de la zona urbana que nos ocupa.
Se puede afirmar que el concepto “centro histórico” se construye a partir del de “monumentalidad”, por lo que es la zona urbana donde más existen o se concentran monumentos pero también es una construcción social y política, ya que en él se condensan la dinámicas de la sociedad y la política, así como todos los problemas que padece la ciudad.
Los centros históricos forman parte del imaginario urbano. Son parte emblemática de una ciudad. representan un ideal. Muchos lo quisieran ver limpio, sin vendedores ambulantes, sin niños trabajadores de la calle, sin contaminación ambiental, sin problemas de vialidad, con parques limpios y sin ratas. Desgraciadamente, no siempre es así.
Pero cuando las ciudades entran en crisis como ámbitos que no responden a las necesidades y expectativas sociales y económicas del conglomerado que en ellas habitan, también los centros históricos entran en crisis y presentan problemas que los convierten en espacios de conflicto: cambio del uso del suelo, comercio informal, problemas de vialidad, megaconcentración de oficinas gubernamentales, carencia de estacionamientos, deterioro del patrimonio material, imagen desordenada y caótica, carencia de una normatividad para su conservación y cuando existe se encuentra obsoleta y rebasada, manifestaciones que provocan caos vial y lo que es más grave: falta de una política pública que lo tenga como un programa especifico.
Además, en los últimos años, los centros históricos presentan aspectos que se tendrían que analizar con mayor profundidad: exclusión, carencia de un consenso respecto a su conservación y dignificación, diversidad de actores que en ellos interactúan e influyen en su dinámica, y su debilidad como eje económico de la ciudad.
En la actualidad, salvo en casos excepcionales, los centros históricos o al menos su primer cuadro constituyen un ámbito cuya mayoría de espacios está vedada para los sectores marginados y los habitantes de las colonias y barrios alejados. Pensemos en los bancos, centros culturales, galerías de arte, cafés, discotecas,. Ahí la exclusión es práctica natural y cotidiana.
Al asistir a diferentes foros, mesas redondas, o conferencias respecto al centro histórico de nuestra ciudad, nos ha llamado la atención las diferentes posturas de los expertos en cuanto a su rescate, conservación y reactivación, llegándose a veces a la polarización de opiniones. Hemos escuchado criterios que priorizan lo patrimonial y los que sitúan en primer lugar lo comercial y turístico, pasando por la animación cultural el color de las casas, etcétera. Existen coincidencias pero a veces las divergencias son fuertes.
Otro aspecto que hoy presentan los centros históricos son la diversidad de actores vinculados a él. En primer lugar y a veces en el último están los que habitan en los últimos reductos de espacios habitables; se encuentran lo representantes de cámaras que son lideres de opinión y que los defienden con su particular visión; también están los actores políticos, a los que hay que agregar los municipales, que hasta hace poco nada tenían que ver con esta materia, pero que hoy están directamente involucrados o por lo menos son a los que recurrimos y les echamos la culpa de todo...lo malo y poco les reconocemos sus aciertos; se encuentran todos aquellos personajes que muchos quisieran que no aparecieran en este paisaje urbano: niños de la calle, limpia parabrisas, vendedores de chicles, etcétera.
Y, por último, los centros históricos han dejado de ser el eje de las operaciones económicas, del comercio, de los negocios, al surgir otros espacios que se establecen lejos de él, en lugares con otras condiciones de acceso, ampliación y ambientales.
En cuanto a esta ciudad, en un documento generado en 2004 por el Colegio Profesional de Arquitectos Restauradores del Estado de Veracruz se manifiesta que “ Xalapa es una ciudad que no cuenta con gran número de edificaciones históricas monumentales, a diferencia de otros como Morelia, Puebla o el mismo puerto de Veracruz, que se han caracterizado por tener verdaderas joyas arquitectónicas de incuestionable valor patrimonial, pero el centro histórico de la capital del Estado de Veracruz, vale en su conjunto, ya que conserva su traza original, acorde con la condiciones topográficas, lo que nos permite apreciar las características de su origen, con una plaza mayor que se ubicó en el trayecto del camino real, al lado del inmueble más importante y frente a las casas consistoriales”.
Ante este panorama y a quince años de su existencia formal, ¿qué puede hacer la sociedad civil por el Centro Histórico de Xalapa?, ¿cómo puede participar en su dignificación? y ¿qué formas o modalidades tendría para su reactivación?. En cuanto a lo anterior hemos leído y escuchado muchas y variadas propuestas, algunas de ellas viables y otras no. Mencionaremos tres que nos parecen acertadas y que en parte ya han sido planteadas.
Para que la sociedad civil participe en la dignificación y rehabilitación del Centro Histórico de Xalapa debe pasar de la corresponsabilidad a la autogestión. Para ello, las autoridades municipales deberán realizar un Programa de Difusión, iniciándolo con la edición de un volumen o cuaderno que contenga, por lo menos, lo siguiente: 1. La historia del Centro Histórico; 2. La declaratoria oficial que le otorga sustento jurídico; 3. El croquis correspondiente; 4. Una semblanza de sus barrios, callejones y parques; 5. Fotografías antiguas debidamente seleccionadas.
Una segunda etapa consistiría en distribuir el anterior volumen entre todos los alumnos de primarias, secundarias y ciudadanía para que exista un conocimiento del centro histórico propiciando un consenso a la necesidad de respetarlo, conservarlo y, lo que es más importante, la “apropiación“ del mismo por parte de los que aquí vivimos. Este cuaderno podría estar a cargo del Consejo de la Crónica de la Ciudad. Otra edición urgente y que hemos propuesto sin tener eco es la reimpresión de las “Leyendas de Xalapa” del primer cronista de la ciudad el Dr. Gustavo A. Rodríguez y Sáinz, obra que por cierto ha sido plagiada constantemente
También, se debe pugnar por que se elabore un Plan Integral del Centro Histórico, que algunos xalapeños o instancias académicas ya han propuesto. Pero, proponemos nosotros, este plan integral debe contener programas específicos: rescate de barrios, dignificación de los callejones, mejoramiento de los parques y , precisamente en cada programa específico se integrarían patronatos, comités, juntas de vecinos, clubes de jóvenes, para responsabilizarse de esos programas específicos. Ahí estaría la sociedad civil.
Retomamos, también, la propuesta del Colegio Profesional de Arquitectos Restauradores del Estado de Veracruz de la necesidad de establecer un consejo ciudadano del Centro Histórico, pero nosotros agregamos no consultivo, sino con facultades para tener una participación democrática en la toma de decisiones.
Agregamos, sin que le corresponda estrictamente a la sociedad civil, que se pugne por que en el Cabildo se establezca una comisión edilicia del Centro Histórico que no sea la misma que la de Imagen Publica y rescatar el Reglamento del Centro Histórico pues al haber quedado incluido el anterior en el de Desarrollo Urbano su importancia y contenido quedó minimizado, además de que se debe modificar para que comprenda otros aspectos, además del puramente patrimonialista.
Lo anterior, apenas es un esbozo de la manera en que la sociedad civil puede participar en la dignificación y reactivación del Centro Histórico de Xalapa.
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