domingo, 31 de julio de 2005

Industrias culturales: globalización, mercado e ideología

Diversos factores influyen para que actualmente resurja el debate en cuanto a la cultura. Un debate en que tienen que participar no únicamente los creadores y académicos, además de los encargados de su promoción, difusión y administración, sino cualquier ciudadano interesado y atento, a nuestra identidad y al desarrollo integral de todos los mexicanos.
Este nuevo debate no puede ser similar a los que siempre se han dado, por ejemplo en esta ciudad, sino que deben considerar elementos o factores que obligan a repensar y a adoptar una nueva visión de la cuestión cultural. Es decir, se deben adaptar nuevos paradigmas, categorías, dimensiones y conceptos. Uno de ellos son las industrias culturales, que resulta raro o novedoso para muchos ciudadanos, incluyendo los involucrados en la materia.
El concepto de las industrias culturales no es nada nuevo, si bien su manejo es reciente. Actualmente se identifica con los medios de comunicación masiva o social donde se promueven y venden bienes y servicios y que actualmente presentan un crecimiento económico desmesurado y una expansión que rebasa cualquier frontera. Sus mercancías son los contenidos (de entretenimiento, información, históricos, políticos, entre otros) que se difunden a través de la radio, el cine, la televisión, la Internet, a cualquier público y a cualquier hora.
El crecimiento económico de las industrias culturales está vinculado a la globalización, de la cual resultan ser uno de los principales instrumentos y expresiones y de ella se deriva también, su relación con el mercado cultural y con su expansión que rebasa fronteras delimitadas o definidas de manera formal hasta hace poco, pero que hoy resultan desdibujadas o invisibles, por lo que se habla de una cultura desterritoralizada, esa que gracias a su carácter industrial llega con sus productos y actores a cualquier rincón del mundo.
Recordemos que para explicar la crisis que vivía la sociedad a principios de la centuria anterior, los integrantes de la Escuela de Frankfurt efectuaron un análisis de la cultura en los años 20 del siglo pasado. Entre ellos destacaban Teodoro Adorno y Max Horkheimer, quienes desde ese momento establecieron que la producción cultural, igual que hoy, era una mercancía que constituía un elemento del mercado, por lo que se estandarizaba y provocaba el consumismo, fortaleciendo la ideología de los grupos o clases dominantes.
A lo anterior, hay que agregar algo también nada novedoso: la generación de una dependencia hacia los grandes grupos de medios de comunicación y sus intereses de todo tipo que rebasa lo estrictamente cultural y que se condensa en patrones, estereotipos y modos de vida, lo cual se traduce en la imposición de gustos y preferencias, es decir estamos ante una estandarización cultural. Lo anterior, como ya se mencionó, rebasa lo cultural y llega a lo político.
Desde esta perspectiva los medios de comunicación considerados como industrias culturales son los instrumentos de los grandes monopolios para la generación de una dependencia y estandarización cultural que deviene control social, bajo el manto aparente del entretenimiento, la información o la promoción educativa.
Para Teodoro Adorno y Max Horkheimer la industria cultural es un proceso que da como resultado la mercantilización de los productos culturales (películas, videos, cd y otros) que han surgido de las industrias del espectáculo, llegando a la estandarización de las formas culturales, lo que ha ocasionado que el consumidor o usuario reduzca o carezca de un pensamiento crítico y autónomo. También, relacionan a este concepto con la cosificación en las sociedades modernas.
El análisis de las industrias culturales se puede realizar desde varias dimensiones o perspectivas. Para Leticia Picazo Sánchez comprende dos vertientes: la tecnología utilizada o los aparatos técnicos y los contenidos que se transmiten o discurso que se emite. Por otro lado, para Gaêtano Trenblay se pueden tomar cuatro dimensiones: la cultura como producto industrial; la cultura a partir de las técnicas que utiliza; la oferta y demanda de los bienes culturales en el mercado; y los criterios relativos a la producción capitalista dentro de las actividades culturales. Desde luego, predominan las dimensiones económica y estrictamente cultural.
Se puede afirmar, también, que las industrias culturales influyen en todo el mundo, propiciando la desterritorialización de la cultura, como ya se mencionó, lo cual es resultado de la globalización de los medios de comunicación, la telemática y la multimedia. Las industrias culturales se convierten en un diálogo en el que participan actores y grupos sociales de todo el mundo, primordialmente en el campo audiovisual (cine, música, televisión e informática). Las industrias culturales producen o coadyuvan a producir una visión del mundo a través de un lenguaje simbólico que muchas veces se convierte en realidad. Influyen en el entretenimiento, la información, educación ambiental, información política, la participación ciudadana a través de campañas mundiales como la relativa al SIDA, etc.
Lo anterior conduce a la formación de nuevas formas de ciudadanía, a la interacción de redes múltiples de hombres, mujeres, jóvenes y grupos no gubernamentales que se traducen en nuevas formas de integración simbólica, pero también propicia la exclusión, ya que si por un lado cada día tiene acceso a las nuevas tecnologías de la información una mayor población, también quedan fuera una gran mayoría, que se ven marginados y fuera de ese mundo creado por las industrias culturales.
Resulta importante hacer hincapié en el último aspecto mencionado, pues existen grandes masas de población que ven limitadas sus posibilidades para acceder a satisfactores básicos para elevar la calidad de su vida y se deben conformar únicamente con la música, las imágenes y la información proporcionada por las grandes industrias culturales. Otro ejemplo de lo anterior es la tremenda brecha digital que implica una marginación social y educativa, ya que por más que se trate de dotar de computadoras a una gran población infantil y juvenil, la realidad es que fuera del ámbito urbano la Internet no ha hecho su entrada masiva.
De esta manera la industria cultural propicia una mayor separación social y cultural entre los grupos que pueden disfrutar de sus productos y los que no tienen acceso a las nuevas tecnologías de la información de segunda y tercera generación. Se debe mencionar que incluso los del primer grupo también se encuentran segregados o marginados de los sectores económicos más fuertes y que gozan de otro tipo de productos culturales, muy ajenos a los que generan las industrias culturales: moda, espectáculos, nuevas formas de comunicación, etc.
Hasta hace poco el análisis de las industrias culturales se hacía de manera aislada pues se consideraba que cada una de ellas tiene una dinámica sectorial propia. Actualmente ya no se pueden estudiar de manera individual sino como un complejo entramado de productos, bienes y servicios. Su interrelación e interacción se vincula necesariamente a lo social, lo cual requiere un análisis integral del impacto que en esa dimensión tiene, pues su influencia, en mayor o menor medida es decisiva en la vida cotidiana y en la organización sociopolítica de toda la población.
Las industrias culturales al integrarse en grandes grupos económicos se han expandido internacionalmente, lo que constituye nuevos retos, como el diseño e implementación de políticas que las regulen, acuerdos sobre aranceles y autoría intelectual, mejor normatividad para las inversiones extranjeras, pero lo que es más importante: el reconocimiento de los derechos de los consumidores, sobre el que no se ha hecho casi nada.
Otro reto interesante de las industrias culturales es acabar con la separación de quienes se ocupan de ellas desde dos perspectivas que en muchas ocasiones chocan: la económica y la estrictamente cultural, dimensiones que ya se mencionaron anteriormente. Los que las ven con una visión economisista no observan el aspecto estético, cualitativo y social de la producción cultural. Los expertos en cultura y arte desconocen la administración y la planeación económica empresarial. Esta brecha debe desaparecer, pues si es posible establecer una relación entre una inversión y un cambio estilístico por ejemplo o la difusión internacional de una telenovela.
Otro aspecto vinculado a las industrias culturales y fuertemente debatido es el relativo a su impacto en la construcción de las identidades tanto individuales como colectivas, las cuales para Néstor García Canclíni son en este momento, híbridas, dúctiles y multiculturales.
En cuanto al tema anterior, citamos al mismo autor con una afirmación que está a debate: “al tener en cuenta los conflictos sociales que acompañan la globalización y los cambios multiculturales, es claro que lo que ocurre con las industrias es bastante más que lo que vemos en los espectáculos de los medios. Parece necesario, entonces, precisar nuestra afirmación del comienzo: la identidad es una construcción, pero el relato artístico, folclórico y comunicacional que la constituye, se realiza y se transforma en relación con condiciones socio históricas no reductibles a la puesta en escena. La identidad es teatro y es política, es actuación y acción”.
Dada la extensión del tema para finalizar citamos nuevamente a García Canclíni, estudioso de las industrias culturales, quien manifiesta que “las preguntas de los próximos años sobre lo que va a ocurrir con las culturas latinoamericanas tienen que ver con los sitios arqueológicos y los museos, los barrios históricos y las obras magnas del arte, pero más aún con los libros y videos, con la posibilidad de mantener y expandir industrias musicales y cinematográficas que nos representen y por supuesto, con la formación de consumidores que no significa sólo clientes sino lectores, cinéfilos, usuarios de Internet. En estos escenarios mediáticos se forman hoy junto a la escuela, los nuevos ciudadanos”.
¿Cómo usuario o consumidor, de qué manera se vincula con las industrias culturales?, ¿en qué medida las industrias culturales impactan e influyen en su imaginario, modo de vida y visión del mundo mediato e inmediato?

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