domingo, 18 de julio de 2004

Instituciones fortalecidas y confianza política

Uno de los temas prioritarios de la agenda política actual es la transición a la democracia, mismo que implica muchos y variados aspectos. En el caso de América Latina y, concretamete, en México, este tópico resulta de sumo interés dada la alternancia política que actualmente se vive.
En veracruz, dado el proceso electoral que se encuentra en desarrollo actualmente surge obligadamente el tema de la fortaleza de las instituciones políticas y, sobretodo, la confianza de la cual deben gozar por parte de la sociedad, los encargados del proceso mencionado.
Resulta incuestionable que Veracruz requiere de instituciones públicas fuertes, sobre todo las que están vinculadas con el actual proceso electoral. De manera contraria, la transparencia de las próximas elecciones será cuestionada y el resultado fuertemente debatido.
Surgen así, necesariamente, dos temas a reflexionar: fortaleza de las instituciones políticas y la confianza política.
De acuerdo a Muerice Duverger, una institución se origina en roles o modelos de comportamiento que integran un conjunto o subsistema. También, de acuerdo a Famonet y Mauss la institución es “un conjunto de actos o ideas instituidos que los individuos encuentran ante sí y que de alguna manera se les impone”.
Las instituciones políticas son las relacionadas con el poder del Estado: la presidencia de la república, los ministerios o secretarías de estado, el parlamento, los tribunales supremos, serán de acuerdo a Duverger los principales. El conjunto de estas instituciones coforman un subsistema o régimen político.
Estas instituciones puede estudiarse desde dos perspectivas: en sí mismas como parte de un subsistema o régimen político y como parte de un sistema social que las condiciona, coordina y regula.
También, se puede afirmar desde una visión estrictamente teórica, que actualmete el concepto de “institución política” se ha ampliado y que comprende a las instituciones relativas al poder en una sociedad, grupo o colectividad.
Si partimos de la premisa de que las instituciones políticas conforman un régimen, también político, podemos asentar que son entes que necesariamente dan respuesta política e histórica a las aspiraciones, luchas y necesidades de los ciudadanos y sociedad en general.
Las instituciones políticas son generadas para satisfacer objetivos específicos con los cuales se indetifican los ciudadanos y, por lo tanto, surge también una identificación con ellas, con su estructura, operación, evolución, avances y logros.
Al surgir la identificación entre las instituciones políticas y el ciudadano, éste se “apropia” y la asume como suya, haciendo propios sus objetivos, programas y logros, surgiendo una confianza política como resultado de un proceso de legitimidad y credibilidad.
La confianza política es un mecanismo de relación que se construye entre la sociedad y una institución política y que genera creencia en sus objetivos y coadyuva a la convivencia, lo que se traduce en su consolidación en una primera fase y en otra en su fortalecimiento.
Una institución polítca fuerte es aquella que cuenta con la confianza de la sociedad, y esta confianza surge de la credibilidad en su estructura, procesos y resultados, y de su legitimidad que se origina, entre otros aspectos, en la creencia de que es la mejor para la colectividad en una determinada etapa histórica o espacio político. Por otra parte, la confianza política hace que su institución amplíe su autonomía formal, con la que cuenta por que así lo establece el decreto o estatuto por el cual fue creada y pasa a contar con ella, es decir con la solidaridad y apoyo de la sociedad, de los políticos, de los ciudadanos.
La confiana política hacia una institución se genera o construye en dos etapas: la primera, cuando es creada y establece políticas, programas o acciones que dan respuesta a una nueva realidad política, nuevas condiciones, nuevos acuerdos; y la segunda cuando sus primeros resultados se empiezan a evaluar: su estructura, funcionamiento, funcionarios, macanismos, etc. Esta etapa es de consolidación, de fortalecimiento, que a la vez genera cooperación de la sociedad civil organizada y de los partidos políticos.
Cuando una institución política se encuentra fortalecida por la confianza que construye, resiste cualquier mecanismo de control y verificación de resultados que se establezcan hacia ella.
Se puede afirmar que se integra por dos elementos: el ciudadano que confía y la institución en que se confía. Entre estos dos elementos surge una relación que culmina cuando el ciudadano cree en un futuro político, social, económico a través de la institución en que confía, y así la respalda, la protege, por que de ella depende su porvenir, directa o indirectamente: seguridad, educación, bienestar.
Lo anterior tiene como consecuencia el consenso en torno a las instituciones políticas, lo que permite que se fortalezcan y respondan a las espectativas que van generando en su desarrollo. La fortaleza de una institución política es el resultado de la confianza que en ella tiene la sociedad.
Para que las instituciones políticas constituyan una garantía política contra el poder del Estado, pero a la vez una garantía de éste contra la pulverización o atomización individualista, deben estar fortalecidas y no debilitadas.
Desde la perspectiva del pluralismo las instituciones políticas fortalecidas coadyuvan en la existecia de una autoridad equilibrada (Robert Dahl) y, por lo tanto, a un balance de poderes.
Pero si el pluralismo democrático implica contar con instituciones políticas fortalecidas, éstas a la vez requieren, como ya se mencionó anteriormente, la confianza que surge de la credibilidad en ellas, además de su legitimidad.
Sin embargo, existen instituciones políticas que no cuentan con los aspectos citados o bien los pierden, aunque su creación sea reciente, ya que son cuestionados en su estructura, funcionamiento y responsabilidad lo que da por resultado una desconfianza hacia ellas, la que a su vez genera un proceso de debilitamiento debido, entre otras causas, a las siguientes:
1. La subordinación de un poder a otro que se traduce en la carencia de capacidad para equilibrar los excesos de otros poderes. Ejemplo de lo anterior sucedió en nuestro país hasta hace poco con la sumisión de los poderes Legislativo y Judiacial al Ejecutivo. En estos momentos de alternancia política esta subordinación, a nivel federal, empieza a desaparecer dando lugar a un equilibrio dentro de un proceso político bastante complejo. En este marco podemos observar la sumisión de instituciones políticas que ostentan figuras de órganos autónomos se encuentran vinculados o en situación de dependencia hacia un poder, por lo regular al Ejecutivo.
2. La sobreburocratización a corto plazo, que motiva por lo menos cuatro problemas relevantes:
· Disfuncionalidad organizativa
· Complicidad entre el aparato administrativo y los grupos de interés político y económico o con los partidos políticos
· Respuestas tardadas y complicadas a reuqerimientos de la sociedad.
· Estructuras normativas y operativas centralizadas y rígidas
3. La falta de participación de la sociedad en los diseños y operaciones de sus programas y, lo que es más importante, en la toma de desiciones. Se trata de la carencia de una auténtica participación ciudadana, aunque en sus órganos de gobierno esté “representada” por delegados o consejeros partidistas, los cuales muchas veces son elegidos o designados arbitrariamente al interior de las organizaciones partidistas.
4. La falta de consenso en torno a su misma existencia, desarrollo y logro de respuestas o alcance de objetivos.
Todo lo anterior hace que las instituciones polítcas se debiliten y no respondan a las expectativas ciudadanas, lo que puede crear una crisis de confianza que, a su vez, generaría una crisis política de acuerdo al momento histórico que se esté viviendo.
Lo anterior significa que las instituciones políticas se enfrentan a contingencias, que en un régimen político son productos del antagonismo de los grupos de interés, la diversidad de valores sociales, del choque de partidos políticos, y de los conflictos que de ellos se derivan. Las contingencias ponen a prueba la fortaleza de las instituciones y del mismo régimen en cuanto a su capacidad de resolver lo imprevisto e inesperado y puede devenir crisis de gobierno o, incluso, de Estado. Tres ejemplos de contingencias políticas son: viloencia entre grupos de poder, fraude electoral y asesinato de actores políticos
Si las instituciones políticas son suficientemente fuertes ante una contingencia, coadyuvarán a:

1. Resolver los conflictos públicos a trevés de mecanismos políticos,
2. Conservar los consensos políticos existentes,
3. Generar nuevos consensos políticos,
4. Guardar el equilibrio de poderes constitucionales y de los grupos de poder,
5. Mantener la gobernabilidad, y
6. Preservar el Estado de derecho.

De esta manera, el sistema político no se alterará y las instituciones conservarán su fortaleza.
Así, respecto a las instituciones fortalecidas y la confianza política se puede llegar a las siguientes conclusiones:
1. Un régimen político cuyas instituciones son débiles tiene pocas posibilidades de evolucionar, por lo que se pueden presentar uno o varios de los siguientes escenarios:
· Falta de consensos políticos,
· Desequilibrio de poderes,
· Retorno al autoritarismo,
· Crisis de gobierno, y
· Crisis de Estado
Lo anterior conducirá a la desaparición del régimen democrático o en el caso de una alternancia política como la de México, que no se dé la consolidación de las instituciones políticas para llegar a la transición a la democracia.
2. Para lograr que un régimen democrático subsista o se dé la transición a la democracia se debe pugnar por instituciones políticas fortalecidas que tengan ciertas características , como las siguientes:
· Que estén respaldados por un consenso político amplio de la sociedad y que, a la vez, respeten el disenso.
· Que cuenten con capacidad para limitar y enfrentar el poder central del Estado
· Que no se necuentren subordinadas al poder central o a determinado grupo de interés político y económico o a un partido político
· Que su estructura sea mínima, a fin de evitar la sobreburocratización
· Que sus programas y acciones se descentralicen a fin de regionalizar sus respuestas a las expectativas cuidadanas.
Si se logran los aspectos anteriores, entre otros, las instituciones políticas estarán fortalecidas y habrán de coadyuvar a la sobrevivencia de la democracia o al peoceso para llegar a ella.
En el actual proceso electoral de Veracruz ¿qué instituciones políticas están debidamente fortalecidas? y ¿en cuáles está en debate su credibilidad por no gozar de confianza política?

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