Por decreto de 29 de noviembre de 1830, Xalapa adquiere la categoría de ciudad, si bien algunos historiadores nos indican que dicho decreto entró en vigencia hasta el 12 de diciembre del mismo año. De este hecho se han ocupado diferentes historiadores, tanto de esta localidad como foráneos.
Aunque se han escrito diversas obras sobre diferentes etapas históricas de la ciudad, en su mayoría los que la habitan ignoran esta importante fecha, ya no se diga niños, niñas y jóvenes. Lo anterior nos motivó a sostener una plática con la integrante del Consejo de la Crónica de la Ciudad, Mirna Benítez Juárez.
Nuestra entrevistada es licenciada en Sociología por la Universidad Veracruzana (UV) y posee las maestrías en Historia por la Universidad Autónoma Metropolitana y en Pensamiento Filosófico Latinoamericano por la Universidad Central de Las Villas “Marta Abreu” de Santa Clara, Cuba; es maestrense en Literatura Mexicana por la U V. Actualmente es candidata a Doctora en Ciencias Filosóficas, también por la Universidad de Las Villas “Martha Abreu”. Por otra parte, Mirna Benítez Juárez ocupó la Dirección de la facultad de Sociología de la UV y es maestra de tiempo completo en la misma.
Conocedora de la ciudad en sus diferentes etapas y desde una perspectiva histórica y sociológica, Mirna Benítez Juárez dio respuesta a nuestra entrevista:
De 1791 a 1830, período en que Xalapa ostentó la categoría de Villa ¿Qué elementos la caracterizaron como tal?
R. El arco temporal que se precisa es muy rico en aspectos a tratar debido a que, dentro de los cortes basados en la historia política de nuestro país, nos ubicaríamos en los últimos años de la vida virreinal y los primeros del México independiente. Si a esto le sumamos que la administración virreinal también presenta modificaciones significativas durante el siglo XVIII -que estarán vigentes en los inicios del XIX- se torna un imperativo señalar líneas de continuidad y ruptura entre 1791 y 1830. Así Xalapa, en el siglo XVIII, fue principalmente un asentamiento cuya actividad económica se modificó impresionantemente con el asentamiento de comerciantes españoles y, a partir de allí, adquirió un sello característico: la vida giró en torno del comercio. Los siglos anteriores no presentaron modificaciones tan marcadas como la surgida con el establecimiento de “Las ferias”. Es conocido el lugar estratégico de Xalapa como sitio en el que los comerciantes españoles y criollos, almacenaban los productos transportados por “las flotas” que trasladaban mercancías entre España y la Nueva España, pero si bien se recuerda que estas embarcaciones llegaban cargadas con mercaderías europeas se olvida que regresaban con los productos que venían a buscar, tanto metales preciosos como colorantes naturales, azúcar, tabaco, y otros más.
También es oportuno comentar que varios fueron los momentos del siglo XVIII en que llegaron españoles para dar sustento a este tipo de relaciones comerciales, como lo ha investigado profundamente la Doctora Cármen Blázquez, y que se establecieron ya de forma fija para dar continuidad a las transacciones entre los comerciantes de la ciudad de México, Xalapa, el Puerto de Veracruz, Cádiz y Sevilla.
En algún registro que tuve la oportunidad de realizar se precisan objetos varios que llegaban al puerto de Veracruz y luego a Xalapa, para la realización de la “feria” y que pueden no dimensionarse -en estos momentos- por la facilidad actual para adquirirlos: jamones, avellanas, aceite de oliva, vinos, encajes, telas, clavos, quincallería, etc., productos requeridos por la población española asentada en Nueva España. Pero también es cierto que Xalapa era lugar de residencia de una población indígena y mestiza significativa que se alimentaba de forma diferente a la española y que recibía de su entorno natural frijol, maíz, chile, calabaza y otros productos –como la purga de Xalapa, para su vida cotidiana-. Aunado a estos satisfactores alimenticios ya se sumaban los obtenidos de estancias ganaderas que se habían adaptado muy bien a las características climáticas.
De forma muy simplificada podemos decir que había ya, para el momento en que las ferias dejaron de realizarse (1788), un núcleo de comerciantes y hacendados necesitado de reconocimiento para el sitio en el que residían y para ello demandaron del virrey Juan Vicente Güemes Pacheco Padilla, segundo Conde de Revillagigedo, solicitar al rey Carlos IV, se le concediera a Xalapa la categoría de Villa. Así, el 18 de diciembre de 1791, mediante Reales Cédulas, Xalapa alcanzó la categoría de Villa y su escudo de armas. Mas si bien para finales del siglo XVIII Xalapa ya ostentaba su categoría política como evidencia de su estabilidad los pobladores de otros sitios muy afectados por disposiciones reales buscaban modificar las relaciones de dependencia con España.
El movimiento de independencia encabezado por los insurgentes y finalizado por la alianza Guerrero-Iturbide rompió, en lo político, los 300 años de dominio español aunque, como señala Tulio Halpering, los iniciales años del México independiente presentarán una herencia colonial muy marcada en la vida cotidiana. Uno de los elementos más permanentes es, por ejemplo, la religión católica. Si a estas líneas de acercamiento a una recreación de lo que es Xalapa le sumamos la particular presencia de un gobernador xalapeño como Antonio López de Santa Anna la situación se torna más compleja, pues nos habla de la trascendencia de otra institución muy fuerte dentro de la sociedad mexicana como lo es el ejército; y si no tenemos muy preciso que, en 1829, Santa Anna rechaza la intentona española de reconquista de México - encabezada por el Brigadier Barradas, en la zona limítrofe entre Veracruz y Tamaulipas, lo que le vale el ser llamado “libertador de México” y ser recibido con honores y un Te Deum en el puerto de Veracruz por sus servicios a la patria- no estaremos en condiciones de comprender la importancia de Xalapa en la vida nacional. Esto nos puede auxiliar para comprender por qué, en 1830 alcanza el rango de ciudad.
¿Qué ambiente social prevalecía en Xalapa en la época en la que se le concede la categoría de ciudad?
R. La presencia de los comerciantes-empresarios se tornará muy marcada en la vida política de la ciudad, sin olvidar al ejército y al clero –ya Xalapa era sede del Obispado- y, antes del triunfo del movimiento independentista era un recinto leal al rey, por lo menos le juraron fidelidad, por lo que presenta rasgos de conservadurismo más, la transformación alcanzada por la Independencia, y el que los nuevos poderes se asienten en ella como capital del estado, traerá la renovación de los aires políticos. Xalapa tendrá entonces sujetos muy importantes, comerciantes-empresarios y administradores de la nueva vida pública necesitados de apoyo financiero para “asegurarse” la lealtad de las fuerzas armadas. Aunado a ésto no podemos olvidar que, como en muchas poblaciones con sectores pudientes, ellos serán quienes impulsen la vida cultural de sus localidades y, como desde la época virreinal, la escuela seguirá siendo un espacio que posibilite el ascenso social.
Tampoco es ajeno el fenómeno de que los “futuros herederos” salgan al centro del país, o al extranjero, a continuar sus estudios iniciales. Una de las carreras que permitían ubicación en el ámbito de la administración pública era la jurisprudencia y no pocos abogados xalapeños se ubicaron con posterioridad en cargos de trascendencia, como los Lerdo de Tejada, por ejemplificar.
¿Qué nos puede comentar de Xalapa cuando se funda su primer ayuntamiento en 1794?
R. La importancia de los comerciantes es evidente, además uno de los requisitos para poder ocupar este tipo de cargos requería de un respaldo económico y de la competencia de la lectura y la escritura, aspectos que eran ajenos a la población indígena, en su mayoría.
Al recibir la categoría de ciudad en 1830 ¿Qué cambios se presentan en esta población?
R. En lo referente al ámbito político varios beneficios traerá el que Xalapa sea no sólo ciudad sino ciudad capital del Estado de Veracruz. Ser la sede de los poderes estatales de uno de los estados más importantes de México -por la cantidad de impuestos recaudados en el principal puerto del país y, además, ciudad natal de importantes políticos del orden federal- le inyecta a la economía recursos que diversificarán su ámbito de acción. Uno de los puntales, como en el resto del país, se materializó en el levantamiento de fábricas textiles y en las mejoras del sistema de diligencias para conectar al puerto de Veracruz con la ciudad de México.
Si bien desde el inicio de la conquista Cortés siguió los derroteros ya trazados que pasaban por Xalapa, durante el virreinato y los años del México independiente la ruta se mantuvo, por lo que actividades relacionadas con el transporte de personas y mercancías generaron un efecto multiplicador de servicios. Los mesones se convirtieron en los sitios de descanso, alimento y alojamiento para transportistas y viajeros, además de sitio para el resguardo del ganado caballar. Los arrieros, como señala el Dr. Abel Juárez, eran los encargados de distribuir las mercancías no sólo a grandes distancias sino también a las zonas aledañas de Xalapa. Por ello los caminos de herradura serán, asimismo, las futuras vías para el tránsito de los ferrocarriles.
Ante los años de bonanza la población creció y la necesidad de otros servicios, como el educativo, serán muy demandados pues si bien la enseñanza primaria estaba presente, la secundaria era prácticamente inexistente, de allí la importancia del Colegio Preparatorio de Xalapa, fundado y mantenido por el Lic. Antonio María de Rivera –él mismo abogado- que sabía de la necesidad de ofrecer estudios superiores a los jóvenes porque no debemos olvidar que las mujeres no accedían a este tipo de estudios.
¿Por qué la vocación educativa y cultural de Xalapa?
R. La ciudad de Xalapa ha requerido de ciudadanos competentes para su crecimiento y consolidación. Disputarse el privilegio de ser capital del estado con otras poblaciones importantes de Veracruz no podía basarse sólo en el trazado de una ruta ancestral de contacto con el altiplano, sino que necesitaba de personas cultas y emprendedoras. El nacimiento de una sociedad con posturas liberales abría expectativas a sus jóvenes. No podemos olvidar que si bien el enriquecimiento de una población la catapulta de manera significativa, si no está acompañada de modelos aceptados (buenos modales, moralidad y patriotismo, como correspondía a los años de formación del Estado Nacional Mexicano) no era “bien vista” por sus autoridades inmediatas, esto es, el Ayuntamiento, a quien se solicitará constantemente apoyo económico- y las autoridades eclesiásticas, que no se resignaban a perder este ámbito de influencia en la población que, literalmente, adoctrinaban.
La educación que los liberales propugnan intenta consolidar a una sociedad civil hecha a sus necesidades: educación primaria para una buena parte de la población y educación superior sólo para quienes puedan pagarla, pues de allí saldrán sus sucesores. Además, no podemos olvidar que el florecimiento de la actividad cultural de Xalapa, a mi parecer, tendrá como detonador a la figura de Juan de la Luz Enríquez, a la Escuela Normal Veracruzana y a Enrique C. Rébsamen hacia finales del siglo XIX, cuando desde esta capital veracruzana se formarán los maestros para educar a la población mexicana y que, con la aparición de la ahora editora de gobierno, se contará con el libro para incidir en estos ámbitos. Conjuntamente con este crecimiento educativo se presenta en Xalapa un auge textil que hará surgir otras fábricas, como la del Dique, que necesitará de obreros con un mínimo de instrucción para acatar las disposiciones que se les manden y la idea de progreso se permeará constantemente hacia los diversos grupos de la sociedad.
De tal forma, una vez que Xalapa se conoce como la Atenas Veracruzana, muchos serán los xalapeños y xalapeñas interesados en no dejar de mantener tal denominación.
Publicado el día 25 de noviembre en el suplemento cultural “La Valquiria” de Diario de Xalapa
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