jueves, 29 de enero de 2009

RAMÓN ACEVO/ENE 2009/www.caftanrojo.org

DE LOS TERRITORIOS OCUPADOS Y LOS PUEBLOS ORIGINARIOS

Los territorios ocupados surgieron el día después de que fueron inventadas las divisiones políticas, cuando alguien estableció la primera frontera el que estaba al lado consideró que le habían arrebatado algo. Si analizamos la historia de las migraciones humanas y los cambios de escudos y banderas sobre cualquier rincón de la tierra, encontramos que la definición territorios ocupados corresponde a una visión parcial, la del ocupado, no la del ocupante, este último establece su derecho a ocupar en base a sus necesidades, su densidad o su fuerza, desde la perspectiva de nuestros tiempos es un acto políticamente incorrecto pero así ha ocurrido miles de veces en todos, absolutamente todos los espacios poblados del planeta; en paralelo es necesario precisar que la vigencia del concepto es efímera, cualquier conquista, al igual que la mayor parte de las migraciones masivas, implican la ocupación de un territorio, que deja de ser tal cuando los habitantes anteriores, quienes se consideran pobladores originarios, se mezclan con los que llegaron, se asimilan unos a otros o por lo menos establecen una forma de convivencia, por precaria que esta sea; más tarde una nueva oleada implicará nuevas ocupaciones en la que los anteriores invasores se asumirán como invadidos. Hay actos, contundentes o paulatinos, que permiten determinar el principio de una ocupación, por el contrario no hay forma de establecer el fin de una ocupación, aún cuando haya habido un acto determinante, como el retiro de un ejército: los hijos de soldados norteamericanos en Italia, Francia, Alemania o Vietnam y la permanencia de elementos culturales del mismo origen son huellas de la ocupación que hoy forman parte integral de la vida de cada lugar.
Si vemos, por citar un ejemplo, la península Ibérica, encontramos que hace unos veinticinco mil años arribaron al territorio los protoiberos, entre ellos quizá los vascones, pueblos de orígenes diversos que estuvieron en constante movimiento, lo que necesariamente provocó ocupaciones o proto-ocupaciones, bastante más tarde, hacía el año 1200 antes de la era común, el territorio fue nuevamente ocupado por los turdetanos, lusitanos, celtiberos, iberos, aquitanos y tartesios, quienes se vieron obligados a compartir el territorio con fenicios, griegos y judíos que se asentaron en la costa del Mar Mediterráneo por la misma época y, evidentemente, con quienes estaban antes que todos ellos, lo que implicó otros mil años de irrupciones, avances, retrocesos y reacomodos, hasta que alrededor del 200 aec casi todos fueron conquistados, invadidos u ocupados por los romanos, aunque los vascos presumen haberse librado de esa; en el 409 de la era común hicieron su arribo los suevos, vándalos y alanos, quienes no alcanzaron a ocupar todo el territorio de la península porque siete años después llegaron arrasando los visigodos. En el 689 los árabes desembarcaron en la costa mediterránea y fueron avanzando, no acababan de asentarse cuando ya Don Pelayo les andaba declarando la contra-ocupación desde la punta de las montañas de Asturias, ocho siglos les costó a los visigodos, divididos en reinos e incluso islamizados algunos de ellos, recuperar el terreno palmo a palmo hasta la ocupación de Al Andaluz, una tierra que los árabes ya sentían suya y que hasta la fecha reivindican grupos fundamentalistas, para Al Qaeda, Hezbollah, Hamás, Mártires de Al Qasa, Los Hermanos Musulmanes y otras doscientas organizaciones islámicas, España ha ocupado durante los últimos quinientos dieciséis años un territorio que les pertenece.
Tras la caída de Granada en 1492, los Reyes Católicos, cuyos antepasados habían arribado en el 416, expulsaron del territorio a los judíos, quienes llevaban en la península ibérica alrededor de dos mil setecientos años, más del doble que ellos, ¿Quiénes eran entonces los pueblos originarios?. En aquel mismo año sus majestades se lanzaron a la conquista u ocupación de buena parte del mundo que consideraban recién descubierto, no obstante que estaba más que descubierto, ocupado y vuelto a ocupar por diversos pueblos desde unos veinte milenios atrás, entre los pueblos originales de América todavía se debate cuales son más originales que otros.
A principios del siglo XIX el Reino de España fue ocupado por los franceses, lo que permitió a los mestizos y españoles criollos de América deshacerse de los españoles peninsulares, asumiéndose ellos como pueblos originales, sin preguntarle su opinión a los ocupados por ellos ni a los ocupados por los ocupados.
Así llegamos al siglo XXI en el que el país que inundó de castellanos, andaluces, asturianos, gallegos, valencianos, catalanes, vascos, conversos y algunos que fingían serlo, buena parte de América, el norte de África y las Filipinas, ahora se ve invadido de emigrantes de América, África y Europa del Este, lo que implica una nueva ocupación, no violenta en sentido estricto, por más que provoque continuos roces sociales, abusos de todo tipo, dos o tres muertes por semana, algún partido de futbol convertido en batalla campal y la exigencia de uno que otro aferrado que quiere que su hija asista a la escuela pública con el velo puesto.
Así podríamos ir diseccionando cada zona del mundo para comprobar lo relativas que son las denominaciones de pueblo originarios y territorio ocupados, en este universo nada es permanente, todo se mueve todo el tiempo.
La geografía política de la totalidad de estados del planeta es muy reciente, la extensión territorial actual de México data de 1963, cuando se resolvió el conflicto del Chamizal con Estados Unidos, que por lo tanto tiene una territorialidad “definitiva” desde la misma fecha; Yugoslavia desapareció en el 2003, cuando la separación de Serbia y Montenegro le dieron el tiro de gracia a lo poco que quedaba de la república que Josip Broz Tito gobernó con mano dura, momentáneamente quedó dividida en siete países, hasta que a la provincia autónoma de Vojvodina se le ocurra independizarse siguiendo los pasos de Kosovo, a pesar de que esta última república no ha logrado un reconocimiento amplio, cosa de la que tampoco hay que preocuparse: Abjasia, una provincia que se independizó de Georgia en 1994, está reconocida únicamente por Rusia y Nicaragua, seguramente al presidente Daniel Ortega le pareció una buena puntada aceptar la existencia de un nuevo país en un lugar tan lejano de Centroamérica que difícilmente tendrán relaciones comerciales algún día, además los nicaragüenses no tienen especial predilección por el caviar y los abjasios prefieren el vodka al ron. El Reino Unido de la Gran Bretaña es así como lo conocemos ahora desde la remota fecha de 1997, cuando cedió o devolvió su soberanía sobre Hong Kong a la República Popular de China; en 1993 Checoeslovaquia se dividió en dos, la República Checa y Eslovaquia; en los últimos meses del 2008 hubo un segundo conflicto en Georgia que amenazaba con enfrentar a Rusia con Estados Unidos y la Comunidad Europea, culminó con la separación de la provincia de Osetia del Sur que ahora es un nuevo país; la lista es larga y si nos ponemos a analizar África les aseguró que va a haber cambios antes de que terminen de leer este texto, basten estos casos para demostrar que las extensiones territoriales de los países se modifican con bastante frecuencia, que hay países que desaparecen y se llevan las nacionalidades y nacionalismos por delante mientras otros surgen, las culturas se transforman constantemente, es parte de su naturaleza. Cuando el último despistado en Paris bajó su pancarta donde exigía el respeto a la independencia de Biafra, se vino a enterar que esa república había desaparecido, existió nada más de 1967 a 1970, tomó su nombre de la Bahía de Biafra y para acabar de una vez por todas con el problema las autoridades de Nigeria rebautizaron al lugar en cuestión como Bahía de Bonny, desde hace 39 años que no hay Biafra ni hay biafranos, nadie canta hoy su himno ni iza su bandera; tampoco es la primera vez que un estado tiene una vida tan corta, en el año 132 la rebelión de Bar Kojbá logró establecer un estado autónomo en Judea, justo enmedio del Imperio Romano, tres años después lo habían borrado del mapa y para que no quedara huella judía en la región cambiaron el nombre del territorio, le pusieron Palestina, una latinización de la denominación de los antiguos enemigos del pueblo de Israel, los filisteos.
Por costumbre adjudicamos un carácter peyorativo al término ocupación, sin embargo admiramos a Ramses II, al Rey David, a Nabuconodosor, a Ciro, a Alejandro Magno, a Julio César, a Gengis Kahn, a Napoleón, todos ellos estuvieron al frente de ejércitos de ocupación, los ejércitos de liberación son una invención del siglo XX, y asumo el término invención en toda su extensión.
Sin migraciones ni ocupaciones territoriales la humanidad quizá hubiera desaparecido, los movimientos de personas han paliado hambrunas, redistribuido la demografía y estimulado los mestizajes, que han fortalecido la conformación humana desde el punto de vista físico e intelectual. No existe ningún pueblo que haya permanecido inamovible e intacto en algún rincón de la tierra, si una vez lo hubo ya desapareció por taras genéticas o porque sus conocimientos se estancaron, dejaron de enriquecerse con el contacto, el plagio y el contraste.
Hoy, en pleno siglo XXI, existen una gran cantidad de territorios ocupados, la campeona de ocupaciones durante el siglo XX fue la Unión Soviética, lamentablemente desapareció como tal en 1991, le cedió el primer sitio a Estados Unidos que desde 1846 ocupa más de dos millones de kilómetros cuadrados de territorio de México, es decir la mitad del país, también ocupa una porción de Guantánamo en Cuba y habría que ver si sus bases militares por todo el orbe deben considerarse como ocupación o como alianzas estratégicas, eso sin involucrar a su prolongada presencia en Afganistán e Irak.
Le sigue China que desde 1950 ocupa el Tíbet, con una extensión de un millón doscientos veintiocho mil kilómetros cuadrados, además ocupa una parte de Cachemira que es reclamada por India. A su vez reclama su predominio sobre Taiwán, Arunachal Pradesh y las islas Diaoyutai.
España ocupa territorio de Marruecos: Ceuta, Melilla, el peñón de Alhucemas, el peñón de Vélez de la Gomera y las islas Chafarinas.
A su vez Marruecos ocupa territorio de la República Árabe Saharaui.
Francia ocupa Córcega, que reclama su autonomía, también ocupa en Las Antillas las islas Guadalupe, Saint Martin, Saint Barthelemy y Martinica; la Guyana Francesa en Sudamérica, las islas Saint Pierre y Miquelon en el Atlántico Norte enfrente de Terranova; Tahití, Wallis, Futuna y Nueva Caledonia en los Mares del Sur del Océano Pacífico; las islas de La Reunión y Mayotte en el Océano Índico.
Inglaterra ocupa el peñón de Gibraltar en la península Ibérica, las islas Malvinas que reclama Argentina y la sexta parte de Irlanda.
India ocupa la provincia de Arunachal Pradesh reclamada por China y parte de Cachemira que es reclamada por Pakistán.
Pakistán ocupa parte de Cachemira y la provincia de Jammu que es reclamada por India.
Por si fuera poco hay un movimiento independentista de Cachemira que denuncia la ocupación de su territorio por Pakistán, India y China.
Japón ocupa las islas Diaoyutai reclamadas por China y tiene un conflicto con Corea del Sur por las islas Takeshima.
Irak, Turquía, Siria e Irán ocupan cada uno parte del territorio del kurdistán que reclama su autonomía.
Algeria, Libia, Mali, Níger y Burquina Faso ocupan cada uno parte del territorio Tuareg, que reclama su autonomía.
Rusia ocupa Chechenia que reclama su autonomía con métodos no muy diplomáticos y las islas Buriles que son reclamadas por Japón, estas si de buena manera.
Guatemala considera que Belice debe formar parte de su territorio.
Bolivia tiene problemas de límites con Perú, Chile y Argentina, además los departamentos de Pando, Beni, Santa Cruz, Tarija y Cochabamba reclaman su autonomía.
A Canadá lo confronta la intención independentista de Québec.
Los problemas de límites territoriales entre países son más de cien, por lo que no voy a adentrarme en su descripción.
En este contexto resulta un poco extraño que en los medios y en las calles de las principales ciudades del mundo organizaciones de izquierda denuncien a Israel por la ocupación de los “Territorios Palestinos”, en un mundo lleno de conflictos limítrofes e invasiones es notoria la gran atención que recibe esa ocupación en particular, sobre todo porque en realidad no hay tal.
En 1977, Zuheir Mohsen, uno de los líderes fundadores de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), declaró: “No existe un pueblo palestino. La creación de un estado palestino es un medio a favor de la continuidad de nuestra lucha contra Israel y a favor de la unidad árabe... Pero en realidad no existe ninguna diferencia entre los jordanos y los palestinos, los sirios y los libaneses. Todos nosotros formamos parte del pueblo árabe. Solamente por razones políticas y tácticas hablamos de la existencia de una identidad palestina, ya que está en el interés nacional de los árabes el oponer al sionismo una existencia separada de los jordanos. Por razones tácticas, Jordania que es un estado con fronteras fijas, no puede reclamar a Haifa y Jaffa. Yo como palestino, por el contrario, puedo reclamar Haifa, Jaffa, Beersheba y Jerusalem. Pero en cuanto se hayan restablecido nuestros derechos por la totalidad de Palestina, no esperaremos un minuto más para la unificación de Jordania y Palestina.”
Al final de la Guerra de los Seis Días –conflicto iniciado por la coalición de Egipto, Jordania, Siria e Irak-, en 1967, Jordania se retiró de Jerusalem Este, Judea y Samaria, 5,800 km2 de territorios que había ocupado en 1948 y además perdió el valle del Jordán y la zona de Wadi Arava; de igual manera Egipto se retiró de los 217 km2 que ocupó en 1948, Gaza, y perdió la península del Sinaí; Siria perdió los Altos del Golán.
Entre la declaración de Independencia de Israel en mayo de 1948 y junio de 1967 la Franja de Gaza fue territorio egipcio Judea, Samaria y Jerusalem Este (denominados también Cisjordania o West Bank en occidente, Ad Diffa al Garbiyya en el mundo árabe), territorio jordano; no hubo en esos diecinueve años ninguna denuncia de la población contra Jordania o contra Egipto por ocupar territorios palestinos, es decir, los habitantes de Gaza eran egipcios y los de Judea y Samaria jordanos, a pesar de que la Organización de las Naciones Unidas en ningún momento aceptó la jurisdicción de Jordania y Egipto sobre los territorios que ocuparon en la guerra. Cuando se fundó la OLP en 1964, Yasser Arafat afirmó que Cisjordania pertenecía al Reino Hachemita de Jordania y la Franja de Gaza a Egipto, su lucha era contra el Estado de Israel, sin embargo cuando esos territorios pasaron a control administrativo de Israel en 1967, de inmediato reivindicó los derechos palestinos sobre ellos.
En los acuerdos de Camp David de 1982 Egipto negocia la devolución de la península del Sinaí, un territorio casi tres veces el de Israel, y deja la Franja de Gaza bajo la administración israelí; Jordania mantuvo el reclamo por Judea, Samaria y Jerusalem Este hasta 1988, cuando firma la paz a cambio de la zona del Jordán, Wadi Arava y la colaboración para el uso de los recursos acuíferos. Los dos estados que habían ocupado los territorios durante la Guerra de Independencia de Israel, tras la conclusión del Mandato Británico de Palestina, renunciaron a ellos; la OLP los reivindicó, pero ellos no son un estado ni un pueblo, son una organización armada (nótese que no puse grupo terrorista).
Conforme al derecho internacional Judea, Samaria y Gaza, no pertenecen de iure a ningún estado, por lo que al no existir soberanía previa no hay ocupación alguna, Israel administra un territorio en disputa.
No obstante en 2005 se inició el Plan de Desconexión Israelí que traslada el control administrativo de la Franja de Gaza y parte de Judea y Samaria a la Autoridad Nacional Palestina, esa medida unilateral en la búsqueda de la paz en la región, en la práctica propició el enfrentamiento entre grupos palestinos rivales, la represión contra las minorías drusa, bahai y cristiana y la continua agresión con misiles desde territorio bajo control de la Autoridad Palestina hacía las poblaciones y kibutzim cercanos a la Franja.
Las dos principales organizaciones palestinas la OLP y Hamás, tienen diferencias de fondo, la OLP es una organización política de origen sunita, cercana a Arabia Saudita y Egipto, que finalmente aceptó la futura existencia de dos países: Israel y Palestina. En cambio Hamás es una organización terrorista religiosa, chiita, algo así como la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo (los Templarios) en versión musulmana; ellos se niegan a reconocer a Israel como estado y están estrechamente vinculados a Irán, un país musulmán no árabe que pretende el predominio en Medio Oriente. Hamás se apega a los principios de la Yihad establecidos por el profeta Mohammed, según los cuales el mundo se divide en dos: Dar Al Islam, el territorio pacífico del Islam donde prevalece la ley, y Dar Al Harb, el territorio de la guerra, controlado “provisionalmente” por los no-musulmanes; la Yihad es el estado de guerra permanente y necesario contra el Dar Al Harb, la que únicamente puede concluir cuando el mundo entero se someta al Islam, en esa perspectiva es inaceptable la existencia de un estado laico como vecino de un estado musulmán, por lo tanto para Hamás no puede alcanzarse la paz con la existencia de un Estado Palestino, tampoco sería suficiente si lograran la desaparición de Israel, la Yihad tiene que continuar hasta que todo el orbe acepte que Alá es uno y Mohammed su profeta, la guerra santa iniciada en el año 622 aún no ha terminado.El problema es aún más grave porque ni la OLP ni Hamás tienen un control real sobre los más de cincuenta grupos o clanes que controlan pequeños enclaves en Samaria, Judea y Gaza.En las zonas bajo control de la Autoridad Nacional Palestina están en juego el predominio que buscan los persas-iraníes y los árabes sauditas y árabes egipcios, la forma de comprender el Islam que confronta a chiitas, sunitas y jariyitas y la manera de vivir la religión que confronta a moderados y fundamentalistas.En ese mar de intereses Israel defiende su derecho a existir como estado laico con una población mayoritaria judía que convive en paz con las minorías israelíes: musulmanes, drusos, bahais, católicos, evangélicos, ortodoxos rusos, griegos, armenios, coptos, mormones, testigos de Jehová, protestantes y practicantes de alguna de quinientas religiones más, además de agnósticos y ateos.Cuando militantes de izquierda de Europa, América, África, Asia y Oceanía defienden la postura de Hamás traicionan los principios de igualdad, fraternidad, legalidad; el fundamentalismo islámico no tiene nada que ver con la democracia, ni con el socialismo, ni con las luchas sociales, es la versión más retorcida del autoritarismo religioso, misógino y opresivo.Cuando militantes de izquierda de Europa, América, África, Asia y Oceanía acusan a Israel de una ocupación inexistente, olvidan lo que ocurre en sus propios territorios, como dijo un rabino judío, ven la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el propio; todos los países tienen territorios ocupados o son fruto de la ocupación, todos los pueblos que hoy pisan la tierra lo hacen sobre las pisadas de otros que los precedieron, en Israel están plasmadas miles de huellas y los ciudadanos israelíes quieren preservarlas, son parte fundamental de la historia de occidente.
Ramón Acevo/enero del 2009/www.caftanrojo.org


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